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372 JOSE-ROMAN FLECHA ANDRES Algo que subyace a estas ideas lo hemos escuchado en las palabras con que Juan Pablo II concluía la jornada de oración por la paz cele­ brada en Asís, el día 27 de octubre de 1986: «No existe la paz sin un intenso deseo de paz. No existe la paz sin una incansable determinación por conseguir la paz. La paz aguarda a sus profetas. Juntos hemos puesto ante nuestros ojos visiones de paz que liberan energías para construir un nuevo lenguaje de paz, para nuevos gestos de paz; gestos que rompen las funestas ca­ denas de las divisiones heredadas del pasado histórico o engendradas por modernas ideologías. La paz espera a sus constructores. Unamos nuestras manos con nues­ tros hermanos y hermanas para animarles a construir la paz sobre es­ tos cuatro pilares: verdad, justicia, amor y libertad»39, El discurso del Papa no se limitaba a evocar en Asís estos cuatro pilares ya recordados en otro tiempo por la encíclica Pacem in terris, sino que invitaba a los individuos a esos «miles de pequeños actos» que en la vida diaria hacen de la opción por la paz un camino de con­ vivencia. Invitaba una vez más a los jóvenes a prestar su contribución para liberar definitivamente a la historia del erróneo camino por el que se descarría la humanidad al elegir la violencia de las armas. E invitaba a losgobernantes de las naciones y a los dirigentes de las organizacio­ nesinternacionales amostrarse incansables en la creación de estructu­ ras de diálogo dondequiera que la paz se encuentre amenazada. Por fin, renovaba la oferta de apayo y aliento a la Organización de las Nacio­ nes Unidas con el augurio de que pueda eficazmente responder a la am­ plitud y altura de su misión universal en favor de la paz. 7.1. Algunas propuestas concretas ofrecidas por la Iglesia A este propósito habría que recordar un documento muy significa­ tivo que para muchos ha pasado desapercibido. Se trata del manifiesto de Pax Christi, presentado por su presidente mons. Luigi Betazzi y una delegación de dicha asociación a la sede de las Naciones Unidas, con motivo de la segunda sesión especial sobre el desarme, celebrada en Nueva York del 7 de junio al 7 de julio de 1982. El documento ofrece unas interesantes reflexiones éticas sobre la seguridad, la disuasión, el desarme y la paz. Este último concepto es 39. Véase en Ecclesia 2.292 (8 nov. 1986) 1.546.

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