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RESPONSABILIDAD MORAL ENTRE LA GUERRA Y LA PAZ 369 a una situación de resignación y desencanto, pero también a actitudes nuevas de compromiso y de lucha en favor de la paz (cap. I). En esta catequesis, el juicio e iluminación de la experiencia se cen tra en una visión cristiana de la paz, basada en la Sagrada Escritura y en la doctrina reciente de la Iglesia, de la que se deduce el núcleo prin cipal de la reflexión: sobre la guerra como mal condenable, sobre el derecho y las exigencias de la legítima defensa, sobre el problema mo ral de la disuasión que, «tal como se practica actualmente, no garantiza de manera suficiente la construcción de la paz y presenta graves difi cultades a una conciencia moral bien formada» (caps. II y III). Los capítulos IV, V y VI constituyen la parte correspondiente a la conversión de las actitudes y el compromiso que se deduce del proceso catequético. Así parecen sugerirlo ya las palabras introductorias del cap. IV: «Es conveniente que los españoles desarrollemos nuestro conocimiento de los problemas mundiales de la paz, aprendamos a enjuiciarlos con un buen sentido moral y hagamos cuanto dependa de nosotros perso nal y colectivamente para apoyar y desarrollar iniciativas de disten sión y de paz. Pero a la vez hemos de tratar de analizar sinceramente y superar de manera seria y responsable las dificultades específicas que se dan entre nosotros para la construcción de una paz estable den tro de nuestras propias fronteras». De hecho, esta tercera parte de la catequesis, se articula en tres campos de atención: 1) Los problemas internos españoles y la paz, don de se evoca la experiencia de la guerra civil, la realidad actual del plu ralismo político e ideológico como exigencia de tolerancia y diálogo, la lacra moral y social del terrorismo. 2) Las exigencias éticas de la de fensa española en el marco de la comunidad europea, que se centran en la promoción de la solidaridad con Europa, la superación de la ló gica del armamentismo y la promoción de un orden internacional que desemboque en la desaparición de los bloques, en el desarme bilateral y total y la colaboración con los pueblos más pobres de la tierra. 3) Las obligaciones y compromisos en favor de la paz que atañen a los cristia nos en general, pero también y especialmente a los padres, sacerdotes, educadores y dirigentes de movimientos juveniles, así como a los cien tíficos, los militares, los intelectuales y los trabajadores, sin olvidar a los que se profesan «objetores de conciencia».
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