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RESPONSABILIDAD MORAL ENTRE LA GUERRA Y LA PAZ 357 los supremos poderes de la «república» por delegación de la autoridad de todo el orbe, vislumbrando la necesidad de un organismo interna cional — superior a la institución imperial por él conocida— que tutele una paz universal. En cuanto a la causa justa de la guerra, rechaza con valentía profètica los motivos puramente religiosos, la ambición de en sanchar el propio territorio, así como la búsqueda de la gloria o el pro vecho particular por parte de un príncipe: la única causa que justifica la guerra es la injuria recibida, que ha de ser entendida como una vio lación grave del derecho de gentes y el orden internacional y valorada de forma objetiva y siempre dentro del principio de la proporcionalidad entre el mal de la guerra y los males que de ella surgirán. En cuanto a la recta intención, Vitoria la considera antes de la contienda — buscar la paz y acudir a la guerra sólo en caso de necesidad extrema— , duran te la contienda — buscar tanto la moderación como el dei echo— , y des pués de la contienda — buscar el menor daño de los vencidos— . Es in teresante subrayar que el examen sobre la licitud de la guerra y sobre la recta intención no se reserva sólo a los príncipes: también los com batientes están obligados a este discernimiento que, en el contexto Vic toriano, aparece como un precedente notable de la objeción de con ciencia. Las reglas últimas de comportamiento y derecho durante el desa rrollo de la guerra, mientras que por una parte reflejan el estado em brionario del derecho internacional y hacen frecuentes concesiones a normas del antiguo derecho de gentes poco compatibles con el derecho natural, por otro lado comienzan ya a llamar la atención sobre la situa ción jurídica de los inocentes, así como el derecho a la libertad23. Como resumen , se podría afirmar que las condiciones impuestas por Francisco de Vitoria a la iniciativa de la guerra hacen extremadamente improbable su licitud. Aun conservando el esquema tradicional, el maes tro de Salamanca introdujo un razonamiento novedoso que difícilmente justifica el recurso a la guerra y, por otra parte, abre una fecunda pers pectiva sobre las dimensiones mundiales de toda contienda, así como sobre la necesidad de un organismo mundial de mediación, diálogo y arbitraje y la necesidad de un discernimiento sincero y personal sobre la violencia. 23. El texto puede verse en T. Urdánoz, Obras de Francisco de Vitoria , Madrid (BAC) 1960, así com o en F. de V itoria, Relectio de Iure Beiti o Paz Dinámica , ed. L. Pereña, Madrid, C.S.I.C., 1981. Cfr. R. de Valk, Perché non è più possibile parlare di una 'guerra g i u s t a en F. Vi Joannes (ed.), Contro- guerra, V erona 1970, 43-57.
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