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356 JOSE-ROMAN FLECHA ANDRES sobre la insolidaridad de Europa y la guerra contra el turco plantea un pacifismo «razonable»: pide, en efecto, la paz entre los príncipes cristianos al tiempo que los invita a unirse contra los turcos que inva­ den Europa. Por otra parte, se extendía la tesis pragmática de Maquia- velo, para quien la lucha era una especie de fatalidad histórica que se justifica por razones de Estado, en cuanto crea, sustenta o aumenta el poder. La doctrina de Vitoria adopta la línea media de la guerra justa que incorpora la doctrina tracional añadiéndole el apéndice de los medios lícitos. Para probar su postura, que califica de «sentencia unánime de los doctores y el uso recibido de la Iglesia», Vitoria se vale del argu­ mento de la Escritura, siguiendo la interpretación dada por San Agus­ tín. En cuanto a la argumentación teológico-jurídica, se basa en los pun­ tos siguientes: — Por el principio de analogía, aducido por Santo Tomás, se prueba que pueden usarse las armas contra los enemigos exteriores, del mis­ mo modo que se puede usar el poder coercitivo contra los «malhe­ chores internos y ciudadanos sediciosos». — La guerra fue lícita en la ley natural, como indica la misma Escri­ tura. Pero la revelación no declara ilícito lo que lo era por ley na­ tural. — Por analogía con el principio de la legítima defensa de los indivi­ duos, también a los Estados les es permitido ir a la guerra defen­ siva para salvaguardar sus legítimos intereses. — En cuanto a la guerra ofensiva, piensa Vitoria que se trata del com­ plemento necesario de la defensiva, que nunca puede ser efectiva «si no se infiere un escarmiento a los enemigos que hicieron la in­ juria». —*Con un principio agustiniano, nos recuerda que el fin de las guerras es la paz y la seguridad de la república, seguridad que muchas veces no se puede alcanzar si no se infiere al enemigo el terror de la guerra. — Esta paz se debe entender extendida a todo el orbe , afirma Vitoria en consecuencia con su concepción nueva y original del orden in­ ternacional. Este último principio tendría hoy una aplicación im­ portante, puesto que cualquier conflicto hace peligrar la seguridad de todo el planeta. En cuanto a las condiciones de la guerra justa, Vitoria aporta al­ gunas novedades interesantes. Por lo que se refiere a la autoridad, pien­ sa que la potestad legítima para declarar o hacer la guerra la ejercen

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