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EL OPUS DEI, PRELATURA PERSONAL 273 jurisdiccional de carácter personal (pues no se rige por criterios de te­ rritorialidad), secular (no sólo porque sus miembros son libres de ha­ cer convención o no con la Prelatura, sino también por el ámbito secu­ lar, es decir, en el mundo y desde el mundo, en el que buscan la san­ tidad, según la particular ascética de la Prelatura), de dimensión uni­ versal (o sea, erigida por la Santa Sede para la realización de activida­ des pastorales peculiares en el mundo entero)2. La definición que acabo de recoger se revela muy útil para distin­ guir el Opus Dei de las iglesias particulares y de cualquier movimiento asociativo. Aunque tenga Prelado, que dispone de su propio presbite­ rio, no es una Iglesia local; y aunque haya surgido de un fenómeno asociativo de la Iglesia, asumido jerárquicamente por ésta, no es un fe­ nómeno asociativo. Y esto, que acabo ahora de precisar, vale también para todo tipo de Prelatura Personal que en el futuro pueda ser erigi­ da por al Santa Sede. Conviene recordar aquí, a fin de que la descripción del Opus Dei resulte nítida y no haya lugar a equívocos, que los laicos que se ads­ criben por convención a la Prelatura, no lo hacen principalmente para colaborar en el asesoramiento técnico profesional o en aspectos orga­ nizativos de la pastoral diocesana, aunque esas eventuales colaboracio­ nes no puedan excluirse en absoluto; sino para estar presentes en el ¿ejido vivo de la sociedad, y hacer allí una honda y eficaz labor apostó­ lica, directa e individual; en definitiva, para hacer presente a Cristo en medio de todas las actividades humanas, por medio de una labor pro­ fesional 3. En este contexto resultan muy luminosas las siguientes pa­ labras del fundador de la Obra: «Damos una importancia primaria y fundamental a la espontaneidad apostólica de la persona, a su libre y responsable iniciativa, guiada por la acción del Espíritu»4. Este crite­ rio se aplica incluso a la misma ordenación de la Prelatura Opus Dei, que su fundador ha descrito como «desorganización organizada»: «Un mínimo de organización existe, evidentemente (...). Pero toda la acti­ vidad de esos organismos (de gobierno) se dirige fundamentalmente a una tarea: proporcionar a los miembros la asistencia espiritual necesa­ ria para su vida de piedad y una adecuada formación espiritual, doctri- 2. Cfr. D. L e T o u rn e a u , o . c ., 83. 3. Cfr. P. L ombardía , Amor a la Iglesia, en VV. AA., Homenaje a Mons. Josemaría Escrivá de Balaguer, Pamplona 1986, 109-113, 129-130. 4. Conversaciones con Mons. Escrivá de Balaguer , Madrid 1985, n. 19.

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