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2 6 0 FELIX GARCIA MATARRANZ expresión del desorden. Guillermo, en cambio, no cree en el orden del mundo: todo vive bajo la ley del desorden y lo que está ocurriendo en el monasterio no es más que la confirmación real de lo que expresaban los «adynata». Sí, todo en el monasterio parece andar a contramano: la desesperación en lugar de la esperanza (Adelmo), el triunfo de la lu­ juria sobre la virginidad, de la intolerancia sobre la comprensión, de la riqueza sobre la pobreza, de las intrigas sobre el servicio humilde, etc. 1.2.3. El tema del mundo al revés en el sueño de Adso Este es el mundo que Adso va descubriendo en contacto con la vi­ da de la abadía y el que revive en sueños mezclándolo con las páginas de la Coena Cypriani leídas en su niñez. Así se lo hace ver Guillermo en la interpretación del mismo: «En estos días, pobre muchacho, has vivido una serie de acontecimien­ tos que parecen invalidar toda regla sensata. Y esta mañana ha aflo­ rado en tu mente dormida el recuerdo de una especie de comedia en la que, también, aunque con otras intenciones, el mundo aparecía pa­ tas arriba. Lo que has hecho ha sido insertar en ella tus recuerdos más recientes, tus angustias, tus miedos. Has partido de los marginaba de Adelmo para revivir un gran carnaval, donde todo parece andar a contramano y, sin embargo, como en la coena, cada uno hace lo que realmente ha hecho en la vida. Y al final, te has preguntado, en el sueño, cuál es el mundo que está al revés y qué significa andar patas arriba (...) Tu sueño ha dudado de las enseñanzas que has recibido»15. El cañamazo donde Adso inserta los acontecimientos de la abadía es la Coena Cypriani. Este es el título de una obra burlesca que descri­ be un supuesto banquete celebrado en Caná, al cual son invitados por un gray rey relevantes personalidades bíblicas. Durante mucho tiempo, fueron un verdadero enigma los datos referentes a la personalidad del autor, la época en que vivió, la ocasión concreta de su composición... Parece ser que la obra fue escrita probablemente alrededor del año 400, al sur de las Galias, por el poeta Cipriano, el mismo a quien San Jeró­ nimo dirigió una de sus cartas (n.° 140 )16. La obrita tuvo una enorme 15. U. Eco, o. c., 532. 16. Cfr. L . Q ua sten , Patrología, vol. I, Madrid 1961, 647. A. L apotre , La Ce­ na Cypriani et ses enigmes, en Recherches de Science Religieuse 1912, 497-596. A. W ilmart , Le prologue d ’Herve de Bourodien pour son commentaire de la Cena Cypriani, en Revue Benedictine 1923, 255-263,

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