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248 ALFONSO PEREZ DE LABORDA mente iguales que ninguna diferencia los separa, cosa que ocurre tam­ bién entre los hombres»? 342. Sea así, como dice Cicerón, o no lo sea, lo cierto es que para los atomistas la «disolución y corrupción del mun­ do» no se produce sino para poder dar «nacimiento a un mundo», hay infinitos mundos sucesivos (cuando menos); los mundos «que se trans­ forman en otros mundos formados por los mismos átomos, son idénti­ cos por su especie pero no por su número» 343. Así se expresa San Hi­ pólito resumiendo la opinión de los atomistas: «(Afirma Demócrito) que hay infinitos mundos y que ellos difieren por su magnitud; dice, además, que en algunos de ellos no hay ni sol ni luna, que en algunos el sol y la luna son más grandes que los de nues­ tro mundo y que en otros mundos hay más de un sol y más de una luna. Las distancias entre los mundos son desiguales y en algunas par­ tes del vacío hay más mundos y en otras menos; mientras que algunos mundos están desarrollándose, otros han alcanzado su pleno desarrollo y otros están en vías de decadencia; y mientras que en algunas partes hay mundos en formación, en otras los hay que están en declinación; además, los mundos perecen cuando se avalanzan uno sobre otro. Di­ ce, además, que hay varios mundos carentes de animales, de plantas y de todo elemento húmedo... Un mundo se desarrolla hasta que ya no tiene la capacidad de englobar algo exterior a él» 344. ¿Tiene cada mundo una expansión ilimitada? Vemos que no: «el mundo perece cuando un mundo de mayor magnitud se sobrepone a uno más pequeño» 345. Entre los mundos hay diferencias. En cada mun­ do hay crecimiento, decadencia y destrucción. Esta animación y esta dirección que se da en el mundo, nos advierte Aecio, nada tiene que ver con providencia alguna, ya que dicha animación y dirección pro­ ceden de «una naturaleza irracional» 346. Fue muy grande el interés de Demócrito por las matemáticas, como nos lo muestran los títulos de varias de sus obras peí didas, pero ha llegado muy poco a nosotros, un único texto que nos guardó Plutarco. Si seccionamos un cono por un plano paralelo a su base, ¿las superfi­ cies conseguidas serán iguales o desiguales?; si desiguales, «harían que el cono fuese irregular, presentando muchas incisiones escalonadas y 342. C icerón , Acad. II 17, 55, en G III 458 (DK 68 A 81). 343. S im plicio , Del cielo 310, 5, en G III 459 (DK68 A 82). 344. H ipólito , Ref. I 13, 2, en G III 460 (DK 68A40). 345. A bcio II 4, 9, en G III 461 (DK 68 A 84). 346. A ecio II 2, 2, en G III 465 (DK 67 A 22).

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