PS_NyG_1987v034n002p0163_0252

EL NACIMIENTO DE LA CIENCIA 237 sas, para hablar de lo cual dicen ‘en realidad’ (¿Tefji), que deriva de 'real’ (¿ tsov ), es decir, verdadero 280. Esos átomos son cuerpos, son los cuerpos naturales primeros e in­ divisibles: «a ellos, en efecto, los llamaban 'naturaleza’» 281. Su natu­ raleza es la misma, «como si cada uno por separado fuese de oro» 282. Como nos explica Aristóteles, para Demócrito es imposible estas dos cosas a la vez: que de dos cosas se genere una unidad y que de una unidad se generen dos cosas, y esto es así, nos dice, «pues las magni­ tudes, es decir, los átomos, constituyen las sustancias xctc ouoíac; xotst)*283 Diciéndolo a la inversa, «las sustancias son átomos» 284. Al tener los átomos idéntica naturaleza, están «constituidos por una mis­ ma sustancia» 285. La substancia de todas las cosas es única, idéntica para todas, la que constituye eso mismo que se llama naturaleza, es decir, 'física’; pero no es algo intangible, etéreo, sino que es cuerpo con extensión, tiene dimensiones, hay que ponerlo en un lugar, por pequeño que sea, junto al que hay otros lugares, llenos también como él o vacíos. No es que la corporalidad sea extensión, sino que al ser los átomos tangibles, si no fuera por su ínfima pequeñez, y corporales, ocupan y tienen ex­ tensión, puesto que tienen magnitud. En un cuadro así en el que, ade­ más, como ya sabemos, los elementos son lo lleno y lo vacío, nos trans­ mite Hipólito que Leucipo afirma la infinitud de los átomos, los cuales «siempre se mueven y están en generación y cambio continuos» 286. Posibilitado el movimiento ya desde la propia atomicidad, pueden se­ guir afirmando los atomistas, como nos transmite Aecio28?, no sólo que los átomos son infinitos en número, sino «que el vacío es infinito en extensión (magnitud)». Nótese bien, por tanto, que lo originante,una vez puestos los elementos de lo pleno y lo vacío, es que aquellos, los átomos, tienen grandor o magnitud; son, por así decir, cuerpos (geo­ métricos) con sus tres dimensiones, pero no aislados, sino que, infini­ tos en número, se ven rodeados o de otros átomos con grandor, o de vacío (pues el no ser también es) que tiene igualmente su grandor o 280. G aleno , Sobre los elementos según Hipócrates I 2, en G III 308 (DK 68 A 49). 281. S implicio , Fís. 1318, 33, en G III 312 (DK 68 A 58). 282. A ristóteles , Del cielo 275b, en G III 316 (DK 67 A 19). 283. A ristóteles , Met. 1039a, en G III 313 (DK 68 A 42). 284. D iógenes de Enoanda, fr. 5, col. 2, en G III 314 (DK 68 A 42). 285. S implicio , Fís. 43, 26, en G III 315. 286. H ipólito , Refutación I 12, en G III 320 (DK 67 A 10). 287. A ecio I 18, 3, en G III 322 (DK 6 7A 15). 6

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz