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2 2 8 ALFONSO PEREZ DE LABORDA unidad del mundo, no en que éste sea único. Para otros, por ejemplo, Cappelletti 238, no hay contradicción más que aparente. La acción de un único Nous en una única mezcla daría un único cosmos, si se consi­ dera éste como un macrocosmos. Otra cosa es si se mira por lo menu­ do en el microcosmos, el cual, como parte que refleja siempre el todo, reproduce el único orden del macrocosmos. Valga la explicación, que, en todo caso, es muy sugestiva. En todo hay parte de todo, dice Anaxágoras, pero esto no acontece con el Nous. Sin embargo, en los seres vivientes, sí que se encuentra una parte de Nous 239, constituyendo el alma de cada uno de ellos: «y a cuantas cosas tienen alma, tanto a las más grandes como a las más pequeñas las rige el Nous» 240. Porque, habrá que decir, el Nous es un como aire especialmente su til241, y por eso puede perfectamente divi­ dirse para constituir las almas de los seres vivientes. Pero no todos tienen igual porción de Nous, sino que, cuanto más complejo, mayor cantidad de él contienen. «El hombre es el más inteligente de los ani­ males por el hecho de tener manos» 242, como atribuye Aristóteles a Anaxágoras. Hay, pues, una estructura en los seres vivientes: todos tienen un principio de vida y de movimiento, algunos tienen más, un principio de pensamiento. Dice Aecio que para Anaxágoras «todos los animales tienen una razón activa, pero no tienen el entendimiento pa­ sivo, que se denomina intérprete del Nous» 243; tienen alma, inteligen­ cia, razón activa, que Anaxágoras llama Xófoc, pero no tienen capaci­ dad de pensamiento. Por eso Aristóteles le reprochará que confunda en una sola palabra, Nous, la inteligencia o razón activa y el alma o principio de movimiento y de vida 244. ¿Quién es el que percibe? Para Anaxágoras es el aire sutil o alma, aquella partícula de Nous a la que me acabo de referir. Por sí mismos, los sentidos son incapaces de llegar hasta el fondo de las cosas: «por la flaqueza de nuestros sentidos no somos capaces de reconocer la ver- 258. A. J. C a p p elletti. o . c ., 276 - 277 . 239. C fr. S im p licio , Fís. 164, 23, en A. J. C a p p e lle tti, o . c ., 151, en G II 697, 803 y 846 (DK 59 B 11). 240. DK 59 B 12, en A. J. C a ppe ll e it i , a. c., 151, en G II 703, 805 y 847. 241. C fr. A ecio IV 3, 2, en A . J. C a p p e lle tti, o . c., 58, en G II 795 (DK 59 A 93). 242. A r is t ó t e le s , De las partes de los animales 687a, en A. J. C a p p ellettt, a. c., 61, en G II 668 y 808 (DK 59 A 102). 243. A ecio V 20, 3, en A. J. C a p p e lle tti, o . c ., 61, en G II 806 (DK 59 A lOli). 244. C fr. A r is t ó t e le s , Del alma 405a, en A, J. C a p p e lle tti, o . c., 60-61, en G II 800 (DK 59 A 100).

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