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EL NACIMIENTO DE LA CIENCIA 2 2 1 La afirmación de estas 'semillas’ se hace a través de un razonamien­ to que toma como ejemplo la digestión y asimilación de los alimentos. En la simiente de un animal están ya presentes sus pelos, uñas y dien­ tes. Cuando crezca, todas estas cosas se separarán y aparecerán como tales. Cappelletti 205 ve en un texto de Aecio el mejor comentario al fragmento anterior. ¿Cómo podría surgir algo del no ser? Comemos alimentos como pan y de ellos surgen pelos, uñas, carne, etc. Por ello, deberá afirmarse que todas esas cosas están ya en el alimento, y que dentro de él, hay partes productoras de sangre, otras de pelos, otras de nervios, otras de uñas, por más que esas partes no sean visibles. Quien se quede en la sensación no será capaz de aceptar dichas partes, que serán visibles únicamente para la razón. Hay semejanza entre las partes de los alimentos y las cosas que ellas producen, por eso las llamó 'homeomerías’, «y manifestó que ellas son principios de los entes, esta­ bleciendo que las homeomerías constituyen la materia y que la causa eficiente es el Nous, que todo lo ordena» 206. De los alimentos, aquello que no corresponde a ninguna de las partes de nuestro cuerpo se evacúa. Esas partes que tienen, por ejemplo, la cualidad de hueso, son di­ visibles hasta el infinito, y jamás llegaremos, según Anaxágoras, a una parte que sea no ser hueso. La magnitud es divisible hasta el infinito; también lo es la cualidad, sin que por ello desaparezca, por pequeña que se haga la división de su parte correspondiente. Son, pues, átomos de cualidad, pero no de magnitud 207. Las homeomerías hacen que «to­ das las cosas están en todo», ninguna existe por separado, «sino que todas tienen en sí una parte de todas» 208. En el comienzo todas las co­ sas estaban unidas en la mezcla originaria; luego, en cualquier mo­ mento del proceso subsiguiente, también lo están. Pero en las homeo­ merías, ¿hay cualidades solamente, o más bien substancias? Sin duda que lo segundo, si es que nos atenemos a lo que se ha entendido desde Aristóteles. Como dice Lucrecio: «huesos muy pequeños dan lugar a los huesos; diminutas visceras originan a las visceras» 209. Para Anaximenes el aire es dos cosas a la vez: principio del que todas las cosas se originan y principio de movimiento. Esta postura ya no es defendible en los tiempos de Anaxágoras, pues lleva a problemas 205. C fr. A. J. C a p p e lle tti, o . c., 230. 206. A ecio I 3, 5, en A. J. C a p p e lle tti, o . c., 38 (DK 59 A 46). 207. C fr. A. J. C a p p e lla tti, o . c., 231-232. 208. S implicio , F ís. 164, 26, en A. J. C appelletti , o . c., 150, en G II 841 (DK 59 B 6). También los textos G II 688-698. 209. L u crecio I 837-839, en A. J. C a p p e lle tti, o . 36 (DK 59 A 44). 5

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