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EL NACIMIENTO DE LA CIENCIA 219 que los rodea, y lo que los rodea es infinito en cuanto a la cantidad» 198. Antes de esa separación estaban juntos en la mezcla originaria. E l mo­ vimiento que se inició en ella produjo la separación y diferenciación del aire y del éter con respecto a la multiplicidad de cosas que los ro­ deaba, pasando ellos ahora a rodearlas a todas para constituir «lo cir­ cunvalante» ( tó TCepisyovj. Antes de proseguir debemos detenernos en la insistencia de Ana- xágoras en que «en (la dirección) de lo pequeño no existe, pues, algo que sea lo más pequeño, sino que siempre hay algo todavía menor». La razón es parmenídeamente clara: «porque es imposible que lo que en verdad es no sea». Ahora bien, lo mismo acontece en la dirección de lo mayor: «de lo grande siempre hay algo todavía mayor» 199. No hay partes últimas, como debe ser afirmado con Zenón contra Leucipo. Ya veremos, por otro lado, lo que es cada vez mayor por lo grande. Quede ahí, sin embargo, que hay una divisibilidad infinita por lo pe­ queño y algo inagotablemente grande. No puede haber vacía. Cada co­ sa tomada en sí es, a la vez, grande y pequeña. Para ver cómo se salió de aquella mezcla originaria, a la que toda­ vía tendremos que volver enseguida, utilizaremos lo que nos aporta Hipólito de nuestro filósofo. Dice así: «Este (Anaxágoras) dijo que el principio áf>yr¡) de todas las cosas es el Nous y la materia (uXt^; el Nous como lo operante y la materia co­ mo lo que llega a ser. Estando, pues, todas las cosas juntas, al sobre­ venir el Nous, las ordenó. Dice que existen infinitos principios ma­ teriales (úXixác áp^á<;) y que los más pequeños entre ellos son infinitos. Todas las cosas participan del movimiento y, siendo movidas por el Nous, las semejantes se juntan. Y las cosas que están en el cielo fue­ ron ordenadas por el movimiento circular, pero lo grueso y lo húme­ do, lo tenebroso y lo frío y todas las cosas pesadas se juntaron en el medio, y de ellas, solidificadas, se construyó la tierra. Pero las cosas contrarias a éstas, lo cálido y lo luminoso, lo seco y lo liviano, fueron impulsadas hacia la parte superior del éter» 200. ¿E l 'intelecto’ (vou;) estaba mezclado con todas las cosas? Evi­ dentemente, no. Sólo él «era incontaminado y puro»; los principios 198. S im p lic io , F ís. 155, 31, en A. J. C a p p e lle t t i, o . c ., 149, en G II 715 (DK 59 B 2). Eggers Lan traduce «lo abarcante». 199. S im p lic io , F ís . 164, 17, en A. J. C a p p e lle t t i, o . c ., 149, en G II 694 y 838 (DK 59 B 3). 200. H ip ó lit o , Ref. I 8, 1-2, en A. J. C a p p e lle t t i, o. c ., 34, en G II 701 y 721 (DK 59 A 42). Eggers Lan pone 'intelecto' por 'Nous'.

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