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2 1 0 ALFONSO PEREZ DE LABORDA materia los cuatro elementos y, su forma, el Odio y la Amistad» 160. Pero, al menos, comete dos errores, el de calificar al Uno de 'eterno’, cuando precisamente Empedocles, en contra de Parmenides, quien nie­ ga que haya crecimiento en el ser, nos dice: «algo doble diré: una vez creció hasta ser Uno solo desde muchos, y otra vez se separó hasta ser muchos desde Uno» 181. El segundo error sería el de identificar a lo Uno con la Necesidad, pues la Necesidad es el proceso que transforma por el Odio lo Uno en lo múltiple y por la Amistad lo múltiple en lo Uno 162. No hay aquí fijismo, sino proceso; como si la doctrina de Parme­ nides hubiera sido considerada la fuente de la que debiera seguirse la ineludible multiplicidad, la diversidad que vemos en todas las cosas. No es que de lo 'Uno’ se separen los contrarios, a la manera de Ana- ximandro — dice Aristóteles— 163, sino que para Empedocles, y tam­ bién para Anaxagoras, «existe lo Uno y lo múltiple»; según él, se da una separación desde una 'mezcla’ original, por lo que seguramente malentiende, como ya he dicho, al filósofo presocrático. La diferencia entre Empédocles y Anaxágoras es que el primero «establece un itine­ rario circular, y el segundo un sentido único». Hay, pues, una alter­ nancia cíclica entre el Uno y lo múltiple. ¿Por qué esta alternancia? Empédocles no nos da razones, como no sea ésta: necesidad. El 'vasto juramento ’ 164 nos lo enseña: el Odio desune mientras su opuesto, la Amistad, lucha contra él. El principio no es único, sino doble, como un motor bipolar de toda la alternancia cíclica. No son fuerzas exter­ nas, pues la Amistad es proclamada «innata en los miembros de los mortales» 165. ¿Todo movimiento viene generado por esas fuerzas de amor y odio? No es necesario que lo sean de manera directa, pues son principios «que determinan las condiciones básicas para que exista la realidad cósmica y su desarrollo dinámico» 186. Así nos lo explica Hipó­ lito, intercalando dos versos del poema original de Empédocles: «El funesto Odio es artífice y autor de la generación de todas las cria­ turas, mientras que la Amistad lo es de la finalización del mundo de 160. A ecio I 7, 28, en G II 287 (DK 31 A 32). 161. Fragmento 17, 1-2 y 16-17, de S im plicio , P lutarco y C lem ente , Stromata V 15, en G II 486 (DK 31 B 17). 162. Cfr. H ipólito , Ref. VII 29, en G II 297. 163. Fís. 187a en G II 295 (DK 31 A 46). 164. Cfr. A ristóteles , Met. 1000b, en G II 296 (DK 31 B 30); H ipólito , Ref. VII 29, en G II 583 (DK 31 B 115). 165. C lem ente , Stromata V 15, en G II 486 (DK 31 B 17), verso 22. 166. Como dice precisamente Ernesto La Croce en G II, p. 167.

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