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2 0 8 ALFONSO PEREZ DE LABORDA realidad, entre la 'física’ y la realidad, entre la física y la matemática; el problema del continuo y de los indivisibles. Sí, es verdad que todo ello es considerado normalmente como filo­ sofía, como parte de la historia de la filosofía, pero, visto como aquí se ha hecho, ¿qué duda cabe que estamos en los orígenes mismos de la filosofía de la ciencia, por no decir, pura y llanamente, de la ciencia? Y, si no, ¿de qué habla la ciencia?, ¿qué es la ciencia, si es que la que­ remos tomar en su historia? El camino que hemos recorrido va a llegar ahora a su cumbre con los últimos presocráticos, en quienes la *física’ y la 'lógica’ nos va a dejar en un portillo abierto en la cuerda de la sierra, desde donde ve­ remos ya los fértiles valles de la filosofía clásica griega. El hablar así, evidentemente, me pone en un aprieto, pues parece­ ría que quiero insinuar que la filosofía de Platón y de Aristóteles es una tierra de llegada, anunciada desde antes como tierra de promisión, cuando no es este mi pensamiento. Al fin y al cabo esa no sería otra cosa que una manera indigesta de decir que 'en última instancia' nues­ tro propio pensamiento es final, meta, llegada, y decir esto es una so­ berana insensatez filosófica y científica. En todo caso, no puedo jamás dejar de ser historiador, y éste, por supuesto, no es alguien que vive la historia sin saber por dónde ha ido. Ni soy griego ni romano, sino español de finales del siglo XX . Por eso, lo que sí sé —debo de saber, al menos— es cuáles son los horizontes —para bien o para mal, eso es otro cantar— que se han ido abriendo, la problemática que ha sido orientada de esta manera o de la otra; sí sé, en cada momento —de otro modo, ¿qué historiador sería?— , cuáles son los problemas que han fundado la reflexión posterior, aquello que no ha sido dejado de lado como sin interés, sino que ha sido retomado después porque ahí había algo que dilucidar, sobre lo que cavilar, que resolver. Vistas las cosas así, la filosofía presocrática desemboca, casi por en­ tero, en la filosofía clásica griega — si exceptuamos la vena delgada de los atomistas, que tiene continuación constreñida a Epicuro y a Lucre­ cio, si es que hablamos de 'física’, como aquí hacemos, aunque, cual­ quiera lo puede ver, sus indagaciones sean todavía hoy problemáticas, pues miraban lo que funda todo decir y toda realidad. Desde ahí pue­ de verse sin dificultad que hay una lectura actual de los presocráticos, pues es una lectura que se cose con el hilo de la filosofía de la ciencia de hoy. Quien haya leído detenidamente estas páginas, lo habrá podi­ do ver.

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