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EL NACIMIENTO DE LA CIENCIA 205 entendido como si fueran un reproche por no haber comprendido algo obvio, que existen velocidades relativas. Esas distancias recorridas por un móvil con respecto a un referencial (en reposo) o a otro (en movi­ miento, a su vez), distintas entre sí, suponen al tiempo infinitamente divisible. Para Aristóteles no hay problema, esa divisibilidad poten­ cialmente es posible. Su crítica a Zenón, pues, está en que éste ignora su concepción del infinito potencial. Lo que dice Zenón quedaría, por tanto así: a velocidad igual, uno de esos bloques macizos pasa en el mismo tiempo delante de bloques iguales, unos en movimiento y otros en reposo. Como esas 'masas' son como bloques sin partes, no acon­ tecerá que se puedan distinguir partes de B que pasan más o menos rápidamente ante los bloques A en reposo y los bloques C en movi­ miento; el tiempo de pasada de B en cada bloque, i, es indivisible. En una misma duración, d, B pasa ante nA y ante 2nC. A la vez será: d = ni, d = 2 n i; por ello ni = 2n i152. La hipótesis de este argumento será, también, la pluralidad discre­ ta de los elementos indivisibles. Los puntos consecutivos de cualquier magnitud son tratados aquí como esas 'masas’, esos bloques. Y con esas hipótesis prueba Zenón que se llega a cosas absurdas. No hay paso de un 'punto’ al 'punto’ inmediatamente siguiente al pasar de un 'instan­ te’ al 'instante’ inmediatamente siguiente 153. VI I Comenzamos estas páginas con algunos ejemplos de relatos de có­ mo se ha originado nuestro mundo, mejor, la tierra que vemos, el agua que nos rodea y espanta, los diversos animales y plantas que nos sirven de alimento y de ayuda. Se partía de la vida de todos los días y se bus­ caba un entroncamiento de ella con aquello que la originó. Era como un remontar a 'en aquellos tiempos’ primordiales en los que lo que ahora vemos se originó. Por supuesto que ese nuestro mundo fue en- 152. Cfr. M. C a v ein g , o . c ., 116. Por lo largo pueden leerse pp. 105-117. 153. M. C aveing dedica todavía sus pp. 117-125 a la alusión que Aristóteles hace a la diagonal en los Primeros analíticos 65b, como otro argumento más. Luego dedica toda una larga parte, pp. 129-157 al testimonio de Platón sobre Zenón. Por fin, un cuarto capítulo, pp. 159-180, a dilucidar quienes son los ad­ versarios de Zenón. 4

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