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EL NACIMIENTO DE LA CIENCIA 199 que no producen ningún sonido tomadas una a una, sí lo produzcan? Evid en te, pues toda doctrina de la percepción es, para los eleatas, en­ gaño de la 'opinión’ . Pero, hay algo más, pues en el argumento se pre­ supone que los hechos sensibles, en lo 'físico ’ , son expresables en tér­ minos aritméticos (el sonido final es una suma de sonidos); que la rea­ lidad física es divisible indefinidamente; que las partes, por pequeñas que sean, conservan la propiedad aditiva de las magnitudes, es decir, que las leyes de la aritmética son las de la naturaleza. Los pitagóri­ cos 131 serían en este caso contemplados por las contradicciones que muestra Zenón: ¿I03 hechos físicos son hechos matemáticos, puesto que los números son la realidad de las cosas? A h í es donde viene la puntada del argumento de Zenón. H ay un desacuerdo, pues, entre los hechos y los principios 132. La cuestión del lugar es otro de los argumentos de Zenón, como nos lo dice A ristóteles 133. Su argumento puede resumirse así: todo ente está en alguna cosa; por tanto si el lugar existe, estará en alguna cosa, y todo lo que está en alguna cosa está en un lugar; por tanto el lugar estará en un lugar, y así sucesivamente; pero ello e imposible, por tan­ to no hay lugar. De nueva hay que decir que eran los pitagóricos 134 los que asignaban extensión espacial y colocación a nociones que in­ cluso nada tenían de físicas, con su juego de lo 'lim itado’ y lo 'ilim ita­ d o ’ que conlleva la existencia de 'vacíos’ para separar a las unidades físicas, que cuando están en contacto constituyen magnitudes. Lo 'ili­ m itado’ es para ellos un conjunto de lugares posibles para los 'pun tos’ (los constituyentes últimos de toda física), que son quienes lo determ i­ nan, lo 'lim itan ’ y estructuran las cosas sensibles. Como toda magnitud está constituida por 'pun tos’ , y en ella es en donde se localiza cada 'pun to’ , hay un lugar del lugar, hasta el infinito. Y ahí es donde pin­ cha la crítica de Zenón; al suponer que el 'espacio’ geométrico es un sistema de 'pun tos’ físicos reales, todo se nos va de las manos. H abrá, pues, que distinguir entre los 'pun tos’ físicos reales y los puntos geo­ métricos ideales 135. 131. Véase, aunque posterior a Zenón, Arquitas, en un texto recogido por P o rfirio , In Ptolom. Harm. 56, en M aría Timpanaro Cardini, o . c ., II, 359-369 (DK 47 B 1). 132. C fr. M. Caveing, o . c ., 47-55. 133. Cfr. Física 209a y 210b, en G II 65 y 67 (DK 29 A 24); S implicio , Fís. 562, 3-6, en G II 63 (DK 29 B 5). 134. Véase A ristóteles , Met. 990a y Fís. 213b. 135. C fr. M. Caveing, o . c,} 57-63.

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