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194 ALFONSO PEREZ DE LABORDA lemne y solitario objeto que la razón puede pensar cuando se atiene estrictamente a los cánones establecidos por la diosa a! inicio del dis­ cernimiento de las vías» 108. La segunda parte de este fragmento 8 refiere opiniones — ya no es­ tamos en la vía de la verdad— , como para probar que también Par- ménides puede tener opiniones, como los demás filósofos, pero sabien­ do muy bien que ha concluido «para ti el confiable razonamiento y el pensamiento acerca de la verdad; a partir de aquí aprende las mortales opiniones escuchando el orden engañador de mis versos» 109. Opinión, 8ó£a. Se sabe de ellas algo muy firme desde el mismo proemio, que en ellas «no hay creencia verdadera» no. Son meras falsedades. ¿Porqué, pues, expresarlas? La diosa misma nos lo dice: «para que no te aven­ taje ningún mortal con su parecer» 111. El, Parménides, conoce la ver­ dad, pero además es capaz — por ello mismo, seguramente— de derro­ tar en la lucha a sus rivales, y hacerlo en su mismo terreno, con sus propias armas, en las 'opiniones' sobre cosmología. Las «formas» fftopcpyj) son aquí «fuego» y «noche» 112, aunque, no deje de notarse bien, nunca antes ha aplicado la noción de 'forma’ a lo ente; lo hace sólo ahora, cuando habla de opiniones. Fuego — o luz, como dice lue­ go— 113 y noche son así dos formas opuestas. Utilizando contrarios la diosa es capaz de elaborar una cosmología, un ordenamiento total del mundo desde su origen. Pero, cuidado, no se tome en serio esto de las 'formas’ contrapuestas o contrarias, «de las cuales no es correcto nom­ brar a ninguna». Nadie piense que con ellas se va a explicar el mundo. Al contrario, ambas deben ser rechazadas cuando se habla en verdad, ya que ninguna de ellas tiene relación con lo ente, y sólo lo ente existe: «una dualidad inicial (y por ende toda multiplicidad) es ilegítima y el error de los mortales radica en haberla establecido o introducido» 114. Toda explicación del mundo que quiera poner sus bases en tales for­ mas contrarias es falsa. El pensamiento parmenídeo tiene algo que deja boquiabierto: una lógica aplastante. Sentadas unas premisas, las deducciones vienen dadas con el filo de la navaja. La razón adquiere con él un estatuto privile- 108. A. Gómez-Lobo, o. c ., 148. 109. Fragmento 8, 50-52. 110. Fragmento 1, 30. 111. Fragmento 8, 61. 112. Cfr. fragmento 8, 53-59. 113. En el fragmento 9, 1. 114. A. G ómez -L obo , o. c., 160.

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