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EL NACIMIENTO DE LA CIENCIA 165 tra por ahí y, mientras Padre de la Sociedad Secreta grita sordamente, Tortuga se lanza al agua. Estuvo fuera durante seis años. Tras ese tiem­ po, vuelve cubierta de cieno y trayendo un poquito de tierra bajo las uñas, pues el resto lo había perdido. Iniciado de la Tierra raspó esa tierra con un cuchillo. Puso la tierra en la palma de la mano y la amasó en forma de pequeña bola: «era pequeña como un guijarro pequeño». La depositó en la balsa y la miró, pero no crecía: «La tercera vez que fue a mirarla había crecido de modo que se la podía rodear con los brazos. La cuarta vez que la miró era ya tan grande como el mundo, la baisa estaba varada y alrededor había montañas hasta perderse de vista». El tercer tipo es la creación al dividir en dos mitades una unidad primordial. Con frecuencia es la división en dos de un huevo cosmo­ gónico: «Antiguamente no estaban separados el cielo y la tierra, ni se habían dividido In y Yo, sino que formaban una masa caótica como un huevo de límites oscuramente definidos y que contenía gérmenes. La parte más pura y clara se extendía finamente y formaba el cielo, mientras que el elemento más pesado y espeso quedó sedimentado y formó la tierra»4. El antiquísimo y extenso poema babilonio de la creación comienza con una primera separación del orden y del caos, en una terrible lucha de los dioses que están en las aguas 5. E l dios Marduk se atreve a en­ frentarse a la diosa Tiamat, con la condición de que los demás dioses le reconozcan como señor de todos ellos. Tras una breve lucha, Marduk lanza una flecha sobre Tiamat, cuyo cuerpo ha sido hinchado por los vientos, que le penetra por la boca hasta el corazón. Descuartiza el cuer­ po de la diosa y con sus dos mitades forma el cielo y la tierra. Luego, con la sangre de Kingu, el demonio jefe de Tiamat, crea a los hombres de Mesopotamia, los de los negros cabellos. 4. De los antiguos mitos japoneses recogidos a comienzos del siglo VIII d.C., en M. E lia d e , o . c ., 106-107. 5. Es el poema babilónico de la creación o Enuma Elish, recogido en M. E lia d e , o . c ., 109-120. Existe una edición castellana preparada por Federico Lara Peinado y Maximiliano García Cordero en Editora Nacional, Madrid 1981.

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