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Sacerdocio de Cristo y Ministerio Sacerdotal1 1. El sacerdocio de Cristo frente a la expectación humana Como en otros tiempos, por ejemplo los próximos a la venida del Señor, hay —también hoy— expectación mesiánica y de salvación. ¿También expectación sacerdotal? Si así es, aunque de forma implícita solamente muchas veces, ¿en qué sentido hay que entender esta expec­ tación?, ¿de liderazgo y seguridad humana? En un primer momento hay que responder que no va por ahí la interpretación genuina de sacer­ docio y salvación, tal como emerge de las Fuentes, por ejemplo de la Carta a los Hebreos, dice el autor. Ahora bien: ¿cuál es, entonces, la vida y la respuesta de Cristo a este problema actual, siempre actual? Ya su precursor, Juan Bautista, se había presentado como profeta; no, pues, como sacerdote. Dos características peculiares de ese profeta y precursor fueron la austeridad personal y el «ser la voz del que clama en el desierto» (Jn 1, 23). Jesús en su vida no se mostró como sacerdote: «lo mismo hay que decir en lo que se refiere a su Pasión y Muerte: la Pasión y la Resurrec­ ción no tienen nada que ver con algo que tenga sabor ritual o cultual, y por eso no tienen nada que ver con el sacerdocio legal» (p. 7). «El sacrificio de Jesucristo no fue ritual, sino real y vital» (p. 8). No está, pues, en la línea del sacerdocio ritual de la Ley antigua. En este sentido, dice el autor, fue decepcionante para las expectativas sacerdotales y se sitúa en una línea nueva y distinta: ¿cuál? 1. A raíz de la obra de José María CASTILLO, Sacerdocio de Cristo y ministerio sacerdotal (El sacerdocio de Cristo según la Carta a los Hebreos). Discurso inaugural en la Facultad de Teología de Granada. Publicado posteriormente en la Colección Teología Popular, Madrid, s.a.

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