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JESUCRISTO, SALVADOR Y LIBERADOR 33 2. Toma de conciencia y proceso de liberación Factores objetivos (sobrerrepresión y sobreexplotación) o subjetivos (pedagogía concientizadora) pueden provocar el paso de una concien­ cia mágica e ingenua a una conciencia crítica y política. La concientiza- ción consiste, precisamente, en este tránsito de formas de percepción de la realidad. Cuando la concientización es auténtica, desemboca en la politización. Esta consiste en «una organización de clase suficientemen­ te fuerte para producir un cambio significativo en el sistema de poder que permite el acceso de las clases dominadas al poder y a la gestión política del Estado» (Joao Bosco Pinto). La toma de conciencia comporta un análisis científico de la situa­ ción, que descubre que la pobreza de la mayoría no es sino la conse­ cuencia de la riqueza de la minoría. La estructura económica capitalista produce, a nivel nacional e internacional, ricos cada vez más ricos y pobres cada vez más pobres (cf. P 30). Más que pobres existen empo­ brecidos y más que países subdesarrollados o en vías de desarrollo existen países dependientes: «Hoy, los grupos más alertas, en quienes se abre paso lo que hemos llamado una nueva conciencia de la realidad latinoamericana, creen que sólo puede haber un desarrollo auténtico para América Latina en la liberación de la dominación ejercida por los grandes capitalistas y, en especial, por el país hegemónico: los Estados Unidos de Norteamérica. Lo que implica, además, el enfrentamiento con sus aliados naturales: los grupos dominantes nacionales»6. La liberación no es una cuestión meramente económica. Es también una cuestión antropológica. Aunque se hable de liberación económica, social y política, lo que está en juego es una visión mucho más integral y honda de la existencia humana y de su devenir histórico: «lo que está en juego, sobre todo, es una concepción dinámica e histórica del hom­ bre orientado definitiva y creadoramente hacia su futuro, actuando en el presente en función del mañana... La historia, contra toda perspecti­ va esencialista y fijista, no es el desarrollo de virtualidades pre-existen- tes en el hombre, sino la conquista de nuevas formas, cualitativamente distintas, de ser hombre; en vista a una realización cada vez más plena y total de sí mismo, solidariamente con toda la colectividad humana»7. 6. G. GUTIÉRREZ, Teología de la liberación, Salamanca 1972, 126. 7. Id., o . c ., 62. 3

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