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JESUCRISTO, SALVADOR Y LIBERADOR 89 mente la fórmula hacerse Dios hombre»m. La afirmación quiere expre­ sar dos cosas: 1) «que Jesús tiene una historia por ser hombre y a través de esa historia se va desvelando lo que es desde siempre. Pero esto último sólo es posible desde la realidad histórica... 2) que la histo­ ricidad de Jesús lo afecta hasta lo más profundo de su relación con el Padre... Jesús es quien ha vivido originariamente y en plenitud la fe (cf. Hb 12, 2). La carta no muestra sólo la historicidad del ser hombre de Jesús, sino que introduce esa historicidad en la relación histórica de Jesús con el Padre»129. La otra afirmación problemática es la de que Jesús es en directo la manifestación del Hijo y no sin más la revelación epifánica del Padre y que en Jesús aparece el camino al Padre. ¿Implica esta afirmación la negación de que Jesús es el revelador del Padre? La respuesta a esta pregunta exige una referencia a los textos del NT y una distinción entre revelación epifánica y revelación sacramental. En el NT se afirma claramente el carácter revelatorio de Cristo con respecto al Padre. Jesús es imagen de Dios invisible (Col 1, 15), reflejo de la gloria del Padre (Hb 1, 13), manifestación de la gloria del Padre (Jn 17, 4-6). Quien ve a Jesús, ve al Padre. Jesús aparece claramente como quien revela al Padre: «Jesús es la forma que tiene el Padre para hacerse presente entre los hombres»130. Se debe distinguir entre revelación epifánica y revelación sacramental. La revelación del Padre por parte de Jesús es sacramental, no epifánica. Que Jesús no revela al Padre epifánicamente quiere decir que en él no aparece la divinidad en modo de paternidad. Que su revelación es sacramental quiere decir que él es expresión del Padre, Palabra del Padre, sin ser él mismo el Padre: «Lo que ha apare­ cido históricamente entre nosotros es la divinidad a la manera de filia­ ción. ‘Jesús ha revelado a Dios en la condición de Hijo' ‘Jesús vivió a Dios como Hijo en nuestra condición'. Eso no es más que volver al dogma de la Encarnación según el cual es el Hijo eterno, no el Padre, el que se hace hombre. Pero precisamente, porque Jesús es la encarna­ ción del Hijo, y el Hijo es la palabra intratrinitaria del Padre, por eso Jesús es también expresión, palabra, sacramento del Padre. Histórica­ mente lo que aparece en directo es la sacramentalidad de Jesús con 128. JAL 82. 129. JAL 83. 130. JAL 86.

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