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86 JESUS ALONSO GUERRERO la filiación divina con la vida y el destino de Jesús y el salvífico de relacionar filiación y salvación. La reflexión progresiva pone de relieve el carácter de unidad perso­ nal y el carácter escandalosamente revelatorio de la filiación. Para Juan, la obediencia al Padre en su misión salvífíca es la forma y manifestación histórica de la filiación divina «esencial»: «El Hijo es aquel que hace sitio totalmente a Dios en la obediencia. De manera que es total y absolutamente transparente para Dios; su obediencia es la forma en la que Dios se encuentra esencialmente presente»119. Pablo expresa la re­ lación de Jesús con el Padre a partir de la revelación del Padre en la cruz: «Por lo que la cruz tiene de escandaloso, en contra de la razón griega y judía, afirmar la revelación de Dios en la cruz de Cristo signifi­ ca automáticamente afirmar que en ese Cristo se ha revelado el Padre de manera definitiva... Si ese crucificado es realmente el Hijo, entonces la filiación tiene también un carácter revelador escandaloso, la unidad de Jesús con Dios es a la vez crítica de la noción poseída de Dios»120. La fe en la filiación divina de Cristo fue expresada en los tres primeros siglos en los credos y símbolos de fe. En el siglo IV, contra Arrio, el concilio de Nicea confirmó esa fe solemnemente. La CL tematiza la divinidad de Cristo desde la presentación de la figura de Jesús. Esta presentación no tiene por qué degenerar en un puro jesuanismo que ignore la divinidad de Jesús, siempre que manten­ ga la radicalidad de la presentación y explique sus implicaciones. ¿Cómo hallar una equivalencia entre las formulaciones dogmáticas que explicitan la divinidad de Cristo y una cristología basada en el Jesús histórico? Existen dos modos de encontrar esta equivalencia: el especu­ lativo y el práctico. La equivalencia especulativa consiste en una radica- lización sistemática de lo esencial de la CL. Jesús aparece como el que se pronuncia sobre la última mediación de la voluntad de Dios, el reino de Dios y su absoluta cercanía. Este mensaje sobre la cercanía irrevoca­ ble del reino es dicho y puesto por obra con ultimidad y forma inequí­ voca por Jesús y de esa forma su persona forma parte del mensaje. El mismo Jesús se hace esencial para comprender la cercanía del reino. Jesús aparece como mediador del Dios del reino. No se trata simple­ mente de una lectura histórica de Jesús, sino de una lectura creyente 119. W. KASPER, citado por Sobrino en JAL 43. 120. JAL 44.

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