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JESUCRISTO, SALVADOR Y LIBERADOR 83 3.2. Problema teológico La teología de la resurrección incluye tres afirmaciones fundamenta­ les: una sobre Dios (sentido teológico), otra sobre el hombre (sentido soteriológico) y otra sobre Cristo (sentido cristológico). El AT define a Dios en credos históricos. Dios es el que saca del país de Egipto, de la casa de la servidumbre (cf. Dt 5, 6; Ex 20, 2). Dios muestra su esencia actuando históricamente. Esa actuación históri­ ca se va desplanzando hacia el futuro. Dios es el que hace cielos nuevos y tierra nueva (Is 65, 17s). El NT ve la acción fundamental de Dios en la resurrección de Jesús: Dios es el que resucita de entre los muertos a Jesús (cf. Rom 4, 17) y el que da vida a los muertos y a las cosas que no son (cf. Rom 4, 24). Dios ejercita su poder liberador resucitando a Jesús. Esta potencia de Dios se entiende mal si se la separa de la im-potencia de la cruz, que nos revela a un Dios sumergido en la muer­ te causada por la injusticia y el mal. En la cruz, es Dios mismo quien sufre. Dios no es solamente el que resucita a Jesús, sino el que lo entrega por amor a los hombres: «lo que revela entonces a Dios no es ni sólo el abandono de Jesús en la cruz, ni sólo su acción en la resurrec­ ción, sino la fidelidad de Dios a Jesús en estos dos acontecimientos. Lo que revela a Dios es la resurrección del crucificado o la crucifixión del resucitado. Esta dualidad de aspectos es lo que permite conocer a Dios como proceso abierto, cuya última síntesis acaece en el eschaton»113. Dios es amor y amor histórico. Sin la resurrección, el amor no sería verdadero poder. Sin la cruz, el poder no sería verdadero amor. La resurrección afirma, sobre el hombre, que ha sido renovado y transformado por Dios y que personal y colectivamente puede iniciar una nueva manera de vivir y de convivir: «En cuanto Jesús resucita como el ‘primogénito', como ‘el primero de los hermanos’ el hombre es orientado hacia su propia plenificación, hacia la renovación de la historia. En cuanto la resurrección es también confirmación de la vida de Jesús se le ofrece al hombre un determinado modelo de vida según el seguimiento de Jesús. De esta forma el hombre puede y debe vivir ya como hombre nuevo, como hombre resucitado en las condiciones de la existencia histórica»114. 113. CAL 199. 114. CAL 289.

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