PS_NyG_1987v034n001p0027_0096
80 JESUS ALONSO GUERRERO como Jesús. La resurrección no se capta sólo en la esperanza del fin, sino en el amor presente que anticipa lo prometido en la resurrección. La misión desencadenada por la resurrección es praxis transformadora, continuación de la obra y de la palabra de Jesús. Esta praxis que prosi gue la praxis de Jesús tiene estas características: 1) es semejante a la de Jesús; 2) es estructuralmente como la de Jesús pero en sus aplicaciones es diferente porque las formas de alienación son diferentes; 3) es con flictiva106. Esta hermenéutica de la resurrección está presente en el NT. Allí, el problema histórico no se agota en la afirmación o negación de la tumba vacía o en la confesión de que «Jesús vive», sino que se afirma la verdad del acontecimiento de la resurrección en tres dimensiones: 1) a Jesús crucificado, Dios lo ha resucitado de entre los muertos; 2) en él se basa el futuro de la justicia para los pecadores y para los sometidos a la injusticia, la opresión y la muerte; 3) los discípulos no son meros videntes o espectadores, sino testigos llamados a combatir el mundo pecaminoso con fe y con amor107. La CL asume la convicción neotestamentaria de que el crucificado es el resucitado, pero subraya que el resucitado no es otro que el cruci ficado. La cruz sin la resurrección es un sinsentido, pero también lo es la resurrección sin la cruz. La dialéctica cruz-resurrección debe ser mantenida permanentemente por una doble fidelidad: a los datos del NT y a la historia de millones de hombres cotidianamente crucificados. Desde la realidad de crucificado de Jesús, se concretan algunos aspec tos de la resurrección. Desde los crucificados de la historia, se entiende mejor la resurrección de Jesús. Para el NT, el hecho de que alguen ha sido resucitado tiene una importancia fundamental. Pero no es menos importante la identifica ción de quién ha sido resucitado. Este quién no es otro que Jesús de Nazaret, cuya práctica entró en conflicto con las prácticas de los pode rosos y cuyo Dios de vida implicaba el enfrentamiento con los ídolos de muerte. Esa identificación es fundamental, porque se sabe el nombre concreto de quién ha sido objeto de la acción de Dios y porque se entiende de qué se trata cuando se habla de resurrección: «Quien así ha vivido y quien por ello fue crucificado, ha sido resucitado por Dios... 106. Cf. CAL 193-194. 107. Cf. CAL 186.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz