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72 JESUS ALONSO GUERRERO su liberación. Las organizaciones populares y los procesos revoluciona­ rios son lugares teológicos desde los que Dios interpela y juzga. La historia es un proceso de cambio continuo y permanente. No se detiene en los momentos revolucionarios. La historia es mayor que sus momentos históricos y por ello no basta la fidelidad a lo concreto de cada situación histórica, sino que es necesaria la fidelidad al proceso histórico como tal. Hay algo en la historia que exige no detenerse. Ser fieles a la historia es continuar haciendo historia en los logros y fraca­ sos. En esta historia entendida como proceso, Dios se presenta como principio utópico , como aquel que puede principiar realidades históricas y darles dirección, exigencia y significado últimos. Dios atrae la historia hacia sí y genera positivamente realizaciones históricas más afines a la utopía: «Dios... no sirve como receta para planificar la economía o cómo deben ser las relaciones entre la Iglesia y un determinado gobier­ no. Pero sirve para principiar realidades históricas, para que la historia dé más de sí, allá precisamente donde aparece la tentación de estanca­ miento»94. La reserva escatológica no es relativización por igual de las realida­ des históricas sino jerarquización de esas realizaciones. Se está más cer­ ca de Dios en una sociedad donde los pobres comen, que en otra donde los pobres comen mal o no comen. La revolución es tan perma­ nente que no se detiene en un momento histórico ni en el proceso histórico como tal, sino que se abre al futuro de Dios que la cuestiona y la plenifica. IV. C ruz y resurrección La práctica de Jesús y la noción de Dios subyacente a esa práctica entraron pronto en conflicto con la práctica de los enemigos del reino y su dios. Jesús había anunciado la posibilidad de vivir y de convivir de otra manera y había denunciado lo que se oponía a la realización de ese anuncio. Vivir y convivir como hermanos era algo querido por Dios, pero no querido por los amigos de los dioses del tener, del saber y del poder. Los mediadores de los ídolos de la muerte deciden deshacerse 94. Dios en los procesos revolucionarios , en Apuntes para una teología nicara­ güense , 109.

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