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JESUCRISTO, SALVADOR Y LIBERADOR 71 lo que de absurdo, trágico y fracasado hay en la existencia; que procla­ ma siempre su denuncia ante cualquier tipo de opresión del hombre por el hombre; con un Dios así cree Jesús que la humanización del hombre y de la historia está no sólo mejor explicada, sino mejor asegu­ rada que sin él»91. 4. Dios de la historia Para la fe cristiana, la historia es mediación de la revelación de Dios. La fe cristiana puede definirse como un corresponder a la autoco- municación amorosa de Dios en la historia. En Jesús se ha revelado la estructura fundamental del «Sí» a la revelación del Padre, pero no es posible encontrar en él todas las formas concretas de dar una respuesta adecuada a la palabra del Padre. Dios llega a ser Dios de la historia a través de la Encarnación: «lo típico del Dios cristiano es que es Dios de la historia encarnándose en la historia, asumiéndola, señoreándola desde dentro, ‘la palabra se hizo carne’. Y desde entonces sólo se le va a encontrar en la carne»92. La Encarnación supone un doble empequeñecimiento: el hacerse hombre y el hacerse pobre. La parcialidad de la vida de Jesús forma parte de la «sorpresa» de la Encarnación: «Si Cristo nos dice algo realmente histó­ rico sobre el ser hombre y sobre las relaciones con otros hombres para llegar a serlo, entonces nos parece claro que el ‘hombre' es mediación de la experiencia de Dios desde una captación cualificada de ese ser hombre: el pobre y el solidario con los pobres»93. Confesar a Dios como Dios de la historia significa escuchar su palabra concreta sobre la historia concreta y escucharla desde la historia concreta. El primer paso para escuchar al Dios de la historia es volver a la honradez de la encar­ nación. Esta honradez exige que la Iglesia aprenda a escuchar la voz de Dios en lugares a los que no está habituada. Acostumbrada a la socie­ dad burguesa liberal como su lugar natural, la Iglesia debe aprender a discernir la voluntad de Dios en el reverso de la historia, en la antihis­ toria de los humillados y ofendidos que claman justicia y luchan por 91. JAL 205. 92. J. SOBRINO, Dios en los procesos revolucionarios , en Apuntes para una teología nicaragüense , Costa Rica 1981, 117. 93. J. SOBRINO, Resurrección de la verdadera Iglesia , Santander 1984, 168.

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