PS_NyG_1987v034n001p0027_0096

70 JESUS ALONSO GUERRERO 2. A esa noción de Dios corresponde en Jesús una serie de experiencias histó­ ricas que son mediaciones para el ser mayor de Dios. Esas experiencias son de dos tipos: la celebración de lo que existe ya de verdadera vida y la búsqueda constante de cuál sea la voluntad de Dios. 3. Para Jesús, aceptar el misterio de Dios es mantener ese misterio a lo largo de su vida sin manipularlo. Su experiencia de Dios es radicalmente histórica. Su fe se convierte en fidelidad. La primera pregunta humana y cristiana es por qué hay muerte y no hay vida para la mayoría de los seres humanos. Vivir es la máxima tarea humana. Vivir es el gran evangelio para la mayoría de la humani­ dad. La vida sirve para nombrar a Dios. Creer en el Dios de vida es creer que la vida es la primera mediación de Dios. La fe en el Dios de la vida debe traducirse en la exigencia de dar vida a las mayorías pobres y en el estar dispuestos a dar nuestra vida para que la gente no siga muriendo ni por falta de pan ni por exceso de balas. Bíblicamente hablando, lo contrario de la fe no es el ateísmo sino la idolatría. Esta no es únicamente la absolutización de un falso Dios sino absolutización de lo que mata al hermano. Según el Evangelio, fe e idolatría son in­ compatibles. No se puede servir al mismo tiempo a Dios y al dinero. El capitalismo es una gran idolatría. El dinero convertido en capital es el fetiche que para subsistir exige el holocausto ininterrumpido de los obreros90. San Ireneo de Lyon afirmaba que la gloria de Dios es que el hombre viva (gloria Dei, vivens homo) y Monseñor Romero haciendo una retra­ ducción afirmaba que la gloria de Dios es que el pobre viva (gloria Dei, vivens pauper). Ellos comprendieron con exactitud el pensamiento de Jesús. Pero es necesario añadir que el vivens homo y el vivens pauper requieren de la gloria Dei para asegurar su realización. La humaniza­ ción del hombre y de la historia está mejor asegurada con Dios que sin Dios: «Según Jesús, con Dios se humaniza más y mejor al hombre que sin él, aunque siempre exista la tentación de crear divinidades para deshumanizarle. Con un Dios que en el origen asienta los criterios de ser hombre; que abre futuro siempre a cualquier forma de humanidad; que responsabiliza totalmente al hombre de su historia; que guarda silencio en la cruz para que los hombres no manipulemos tampoco 90. Cf. nuestro trabajo Marx y Jesús , en Naturaleza y Gracia XXXI (1984) 138-146.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz