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68 JESUS ALONSO GUERRERO Para comprender plenamente la afirmación creyente de que en Je­ sús se ha manifestado la verdadera divinidad, es necesario trazar una línea de demarcación entre la verdadera y la falsa divinidad. La alterna­ tiva entre el verdadero y el falso Dios es la alternativa entre la vida y la muerte. La correlación Dios-Vida permite distinguir entre el verdadero y el falso dios: «Será verdadero aquel Dios en nombre del cual se genera vida; y se avanzará en el culto del verdadero Dios en el proceso de generar vida. Y, a la inversa, serán falsas aquellas divinidades en cuyo nombre se genera muerte»86. Lo primero y lo último que sobre Dios se puede decir desde Jesús es que salva y salva plenamente. «Jeshua» significa precisamente que «Dios es salvación». Y salvación es todo aquello que produce vida: misericordia, amistad, paz, justicia: «Lo que pretendemos al analizar la realidad de Dios desde Jesús no es otra cosa que desentrañar qué signi­ fica “J esús”, “Dios es salvación”. Se trata de comprender al mediador, Jesús de Nazaret, para comprender las mediaciones de la realidad de Dios»87. Jesús se enfrentó con los poderes que alienan y deshumanizan al hombre. Esos poderes, implícita o explícitamente, tienden a justifi­ carse religiosamente. Hay una concepción de Dios subyacente en todo poder opresivo y represivo. La lucha de Jesús contra el poder religioso y político de su tiempo no fue sólo lucha de personas sino lucha de dioses: el Dios de Jesús contra los dioses de sus adversarios, el Dios de vida contra los ídolos de muerte. Jesús muere derrotado por los falsos dioses. La resurrección confirmaría que la derrota era sólo aparente. La lucha de Jesús contra los ídolos de la muerte la podemos resumir en las siguientes tesis88: 1. Para Jesús, el plan original de Dios es que los hombres tengan vida. La vida, en toda su amplitud e incluyendo su misma base material, es la primera mediación de Dios. Esa misma base material, es la primera mediación de Dios. Esa intuición es la que explica la actividad de Jesús ante la ley judía —como manifestación de la voluntad original de Dios—, la explicación, crítica, supera­ ción y profundización de ella... 2. El horizonte escatológico de la misión de Jesús es el reino de Dios, un reino de vida para todos. Pero para que éste llegue a ser, deben participar de ese

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