PS_NyG_1987v034n001p0027_0096

62 JESUS ALONSO GUERRERO Los Evangelios presentan la peculiar relación de Jesús con Dios mencionado su oración. La oración acompaña toda la vida de Jesús. Jesús ora en el bautismo (Le 3, 21 par.) y en la cruz (Me 15, 34; Le 23, 46). En repetidas ocasiones se retira a orar. «El primero de los creyen­ tes es también el primero de los orantes»69. La fe no puede no expresar­ se. Una de sus expresiones es la oración. La oración es respiración del amor. La oración de Jesús tiene tres características básicas: 1) está históricamente situada; 2) desemboca en una acción histórica; 3) trata a Dios como Padre. Todas esas características aparecen en la oración del huerto. Jesús ora en un momento de crisis profunda en el que preferiría hacer su voluntad en vez de la de Dios y en el que el Padre parece guardar silencio. Pero Jesús supera la tentación: en la oscuridad de la fe decide hacer la voluntad del Padre y seguir confiando en El: «En el fondo de su pasión sigue viva la confianza en el Padre, aún cuando no quisiera que su voluntad fuera la cruz, y aún cuando no supiera ya a ciencia cierta quién es el Padre que exige su muerte y que más tarde le abandonará en la cruz»70. La noción que de Dios tenía Jesús se infiere de su doctrina y actitu­ des. Para Jesús Dios es Mayor y es Amor. Que Dios es Mayor quiere decir que es trascendencia inmanipulable, alteridad absoluta y misterio santo: «A la concepción de Dios que tiene Jesús le compete... su tras­ cendencia, el que sea misterio santo e inmanipulable. Este es el presu­ puesto de su predicación, de su actitud reverente, de sus polémicas con quienes creían tener a Dios aprisionado en sus tradiciones y en el fondo el presupuesto de la trayectoria de su misma vida, siempre abierta a la voluntad soberana de Dios»71. Jesús deja a Dios ser Dios. Pero Dios no es sólo Mayor sino que es también Amor. La formali­ dad de Dios es ser siempre Mayor, pero el contenido de su realidad es el amor. En la expresión de confianza amorosa «Abba», aparece lo que es Dios para Jesús. En ella se expresa que la realidad última que da sentido a las demás y sin la cual nada alcanza sentido pleno es el amor. Para Jesús, el fondo último de la realidad no es la belleza ni el poder sino el amor. Pero el amor de Dios no es genérico sino parcial. Dios ama a todos, pero ama más a los pobres. Dios prefiere a los pobres. 69. J. SOBRINO, La oración de Jesús y del cristiano, Bogotá 1981, 17. 70. CAL 117. 71. CAL 124.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz