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JESUS ALONSO GUERRERO 5.3. Seguimiento y cristología El seguimiento no es sólo la fórmula breve del cristianismo, sino principio hermenéutico para entender a Cristo. Sólo podemos conocer realmente a Jesús siguiéndolo, esto es, continuando su práctica en la historia de anuncio del reino, de denuncia del anti-reino y de empeño hasta la muerte para que lo que se anuncia se haga realidad y lo que se denuncia sea realmente erradicado. La hemenéutica trata de acortar la distancia entre Jesucristo y nosotros tanto temporal como espacialmen te. Existen diversos tipos de hermenéutica: la existencial, la trascenden tal, la histórica, la práxica. Hay que preguntarse cuál de esas hermenéu ticas hace más justicia a Cristo. La CL se decide por una hermenéutica práxica o, lo que es lo mismo, intenta superar la distancia histórica entre el hecho pasado y el presente, no tanto desde un horizonte común de comprensión cuanto desde un horizonte común de práctica. Esta práctica es la misma de Jesús pero recreada, reactualizada y resituada. Se parte del presupuesto de que es más importante el «hacer» que el «comprender». El seguimiento hace posible la verdadera ortodoxia. Aunque no desemboque mecánicamente en la confesión de Cristo, fue ra del seguimiento de Jesús no se puede argumentar ni en favor ni en contra de Cristo, porque no se sabe de qué Cristo se está hablando. Se trata de un «conocimiento interno», de un conocimiento por afinidad y connaturalidad. El seguimiento es el modo de acceder tanto al Jesús histórico como al Cristo de la fe: «acceder a Jesús no es cosas en primer lugar de saber sobre él, saber sobre sus nociones y desarrollar para ello una hermenéu tica que salve la distancia entre Jesús y nosotros y posibilite el saber sobre Jesús; es cosa, en último término de afinidad y connaturalidad, comenzando por aquello que es más real en Jesús. Ese modo de acceder al Jesús histórico es, además, el modo de acceder al Cristo de la fe. En el mero hecho de reproducir con ultimidad la práctica de Jesús y su propia historicidad, por ser de Jesús, se está aceptando una normativi- dad última en Jesús, y por ello se le está declarando como algo realmen te último; se le está declarando ya implícita pero eficazmente, como el Cristo, aunque después se deba explicitar esa confesión»61. 61. JAL 116.
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