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56 JESUS ALONSO GUERRERO y se dirige a la Decápolis y a la frontera sirio-fenicia: «Este rompimien­ to geográfico de la actividad de Jesús expresa un rompimiento más profundo en la persona de Jesús. Jesús se hace consciente que ha fraca­ sado en su misión tal como la había entendido. Las masas le abando­ nan, los jefes religiosos de su pueblo le rechazan y Dios no se acerca en poder a renovar la realidad»55. En la segunda etapa (de la crisis de Galilea hasta la muerte en cruz) aparece un cambio de perspectiva respecto a la fe y al seguimiento. En la primera etapa, las exigencias de Jesús eran deducibles de la concep­ ción de reino de Dios presente en la tradición del AT. Ahora, en cam­ bio, las exigencias empiezan a comprenderse más desde la misma perso­ na de Jesús y su destino. Se exige una fe que no sólo es confianza en Dios sino aceptación del escándalo de Jesús: «Según la primera etapa Jesús sería un posible camino al Dios conocido; en la segunda Jesús es el único camino al Dios por conocer»56. Cosa similar ocurre con la concepción del seguimiento. Los discípulos deben cambiar un mesías triunfante por un mesías sufriente: «No se exige ya el seguimiento de un mesías pensado ortodoxamente, sino el seguimiento de Jesús, preci­ samente en su camino a la cruz, con las exigencias que hicieron posible e inevitable ese camino a la cruz»57. 5.2. Seguir a Jesús hoy El seguimiento es el principio estructurante y jerarquizante de la vida cristiana. Seguir a Jesús y tener fe son la misma cosa. El seguimien­ to es la fórmula breve del cristianismo. Ser cristiano es prolongar en la historia la encarnación y práctica de Jesús continuando su espíritu de misión, cruz y resurrección. El seguimiento tiene los siguientes elementos: 1) Encarnación : el seguidor, como Jesús, debe asumir el empobrecimiento kenótico de Cristo que consiste no sólo en hacerse hombre sino en hacerse hombre pobre. Cristo se encarna en la pobreza y el discípulo debe hacer lo mismo: «no se trata de asumir cualquier carne, sino lo que hay de débil y pequeño en la carne de la historia; se trata de una encarnación cons- 55. CAL 70. 56. CAL 277. 51. Ibid.

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