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52 JESUS ALONSO GUERRERO consiste en la no aceptación del futuro de Dios que se acerca en gracia. El pecado social consiste en la no anticipación de la realidad del futuro de Dios que se acerca en gracia. En su dimensión personal, el pecado es ruptura de la filiación; en su dimensión social, el pecado es ruptura de la hermanad. Mientras el pecado personal es ruptura con el Dios del reino, el pecado social es ruptura con el reino de Dios: «el pecado no se dirige sin más contra Dios, sino contra el reino de Dios; la rupura de la filiación se hace a través de la ruptura de la hermandad. Es bien importante notar que en el tipo de pecador por antonomasia se juntan los dos rasgos constitutivos del pecado. El pecador es el ‘poderoso' que usa su poder en dos vertientes: para asegurarse contra Dios y para oprimir a los demás. De la misma raíz parecen surgir dos consecuen cias: la negación del futuro de Dios y la negación de la anticipación de su reinado»46. La esencia más profunda del pecado es la idolatría. Cuando no se adora al verdadero Dios, se adora a los falsos dioses. La antítesis de la fe es la idolatría. El verdadero Dios produce vida. El ídolo produce muerte: «las controversias, las maldiciones y los desenmascaramientos muestran que Jesús plantea dos contrarias realidades de Dios, que se manifiestan en dos contrarias mediaciones de Dios (vida o muerte) y en dos prácticas contrarias (liberación y opresión). Añade además con cla ridad la disyuntiva excluyeme de ambas visiones: ‘No se puede servir a dos señores; a Dios y al dinero' (Mt 6, 24). No es de extrañar que esa disyuntiva se extendiera también a los «mediadores» y que Jesús entra se en conflicto personal y le sobreviniese la persecución »*1. Jesús anatematiza a fariseos, legisladores, ricos y sacerdotes. Los anatemas se caracterizan por ser casi siempre colectivos, por dirigirse contra el uso del poder en cualquiera de sus formas (religioso, intelec tual, económico y político) y por tener una fuerte acusación de hipocre sía, la cual pretende justificar una conducta antihumana en nombre de la religión. Aparece aquí la forma como concibe Jesús la relación entre el pecado contra Dios y el pecado contra el reino: «Porque la actitud hacia el Dios que viene en gracia es radicalmente falsa —asegurarse con tra Dios a partir del poder de las obras— el uso del poder se convierte 46. CAL 40. 47. Jesús de Nazaret, en CFP 498.
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