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48 JESUS ALONSO GUERRERO Hay que cambiar las personas para cambiar las estructuras y hay que cambiar las estructuras para cambiar las personas. El reino de Dios es pensado por Jesús como gracia en dos sentidos: 1) es iniciativa de Dios; 2) es salvación liberadora expresada en pala­ bras y en hechos. Los milagros y el perdón de los pecados son signos de la llegada del reino, signos de liberación. Los milagros son predica­ ción sobre el reino en hechos y el perdón de los pecados aparece como la verdadera liberación que ejecuta Dios. Los destinatarios y protagonistas privilegiados del reino no son los «santos», los ricos y los sabios, sino los pecadores, los pobres y los iletrados. Jesús busca y prefiere a los que la sociedad rechaza y despre­ cia: «Jesús aparece en medio de aquellos que son positivamente segre­ gados y despreciados por la sociedad y a ellos dirige fundamentalmente su anuncio de la venida del reino: a los enfermos, impotentes por sí mismos y dominados por un poder mayor que ellos, a los leprosos, separados cúlticamente del resto de la sociedad, al samaritano, conside­ rado como cismático, al centurión romano, extranjero; se deja acompa­ ñar y sustentar por mujeres, socialmente marginadas; fomenta las comi­ das —claro signo de la realidad escatológica— no sólo con sus amigos sino también con pecadores; se acerca a los endemoniados, expresión del hombre dividido en sí mismo por estar bajo el poder del demonio»38. Del hecho de que Jesús predicase no sólo a Dios sino al reino de Dios se pueden deducir dos afirmaciones fundamentales: 1) que Dios actúa en la historia: «la concepción de Dios en el AT y que hace suya Jesús significa que Dios actúa en la hsitoria de forma determinada y esa actuación suya no puede ser separada de su realidad»39; 2) filiación y hermandad son magnitudes originarias, indisolubles e igualmente pri­ migenias para expresar la relación del hombre con Dios y de Dios con el hombre. Ambas tienen un carácter originariamente teológico»40. Tan importante es la fraternidad (ser hermanos) como la filiación (ser hijos). Dar un vaso de agua no es menos importante que un acto de culto. 38. CAL 36. 39. CAL 34. 40. íbid.

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