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42 JESUS ALONSO GUERRERO modo no relacional: «si Cristo es sin más lo último, lo divino simple­ mente, entonces Cristo funge como aquel que llena ideologizadamente la carencia de las masas populares oprimidas y enmascara su carencia real. También la total absolutización de Cristo introyecta en la concien­ cia del cristiano una concepción ahistórica pues si el cristiano posee ya lo absoluto es bien comprensible que su interés por lo históricamente no-absoluto se relativice...»26. La CL tiene como tarea rescatar a Cristo de las manipulaciones que lo presentan en connivencia con los ídolos que para subsistir exigen víctimas humanas. Desde el punto de vista cristológico, la raíz de la manipulación cristológica es la relegación del Jesús histórico, esto es, el olvido de Jesús de Nazaret y su historia (persona, actitudes, procesali- dad y destino). El retorno al Jesús histórico es la condición de posibili­ dad de la desmanipulación cristológica. Más que a una duda sobre Cristo, la CL quiere responder a una indignación por lo que ocurre en nombre de Cristo: «La recuperación del Jesús histórico acaece para que, en nombre de Cristo, no se pueda aceptar, ni menos justificar, la coexistencia de la miseria de la realidad y fe cristiana; dicho positiva­ mente, para que la historia de la salvación sea salvación histórica. Y acaece también porque un mínimo de fe en Cristo, una mínima lectura del Evangelio de Jesús, muestra que hay que rescatar a Jesucristo y no se encuentra para ello una forma mejor, más eficaz y más evidente, que volver a Jesús»27. La presentación de Jesús de Nazaret que haremos en las siguientes líneas tiene varios presupuestos. Uno real según el cual Jesús de Naza­ ret es Jesucristo, el Cristo de Dios: «Por ello habrá que presentar a Jesús de tal manera que la correcta relación del hombre con él no sea solamente la de tener noticia de él, sino la de creer en Jesús por ser el Cristo. La presentación de Jesús, por lo tanto, no pretende desembocar en una mera jesuología»28. Otro presupuesto es metodológico. Según él, es legítimo y conveniente abordar a Jesucristo desde Jesús. Sólo se accede adecuadamente al Cristo de la fe desde el Jesús histórico: «Es cierto que el movimiento descendente de la cristología —tal como lo exponen las afirmaciones neotestamentarias y dogmáticas— es funda- 26. CAL XIIL 27. JAL 102. 28. Jesús de Nazaret, en Conceptos Fundamentales de Pastoral (en adelante CFP), Madrid 1983, 480.