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JESUCRISTO, SALVADOR Y LIBERADOR 41 Jesucristo no es sólo impulsor de liberación sino norma práctica libera­ dora y prototipo del hombre nuevo que se quiere construir: «Jesús aparece como la norma normans, y no la norma normata de la libera­ ción. Esto es lo que, de forma sencilla pero profunda indica el título latinoamericano de Jesucristo el Liberador. Si el epíteto liberador exige de la reflexión cristológica su referencia a la práctica histórica, el artícu­ lo el le exige retrotraer la liberación a su anunciador, norma y juez»24. 1. Manipulación cristológica La urgencia cristológica que se plantea en América Latina no es la desmitologización de Cristo, cuyo problema principal es dar razón de su verdad histórica ante la crítica racional, sino la desmanipulación de Cris­ to que quiere acabar definitivamente con la utilización del nombre de Jesús para justificar religiosamente la existencia de la realidad miserable. La cristología ha utilizado y utiliza todavía diversas formas de mani­ pular a Cristo. Una de las formas consiste en reducirlo a una sublime abstracción, aunque a esa abstracción se le llame Amor o Poder: «a partir del Cristo-Amor se mantiene una aparente neutralidad ante las flagrantes desigualdades de nuestra sociedad, contraria a la parcialidad de Jesús sobre los oprimidos. A partir del Cristo-Poder se fundamenta la sacralización, aún en versiones secularizadas, del poder en el campo político y económico»25. Otra forma de manipular a Cristo es presentar­ lo, por ingenuidad o por intereses creados, como puro reconciliador universal sin mediaciones históricas. Según esta presentación, Jesús es sólo un hombre pacífico que no hace denuncias proféticas, pronuncia bienaventuranzas pero no malventuranzas, ama a todos los hombres pero no prefiere a los pobres. Una cierta soteriología ha favorecido una cristología de esta clase. La cruz es sólo salvación del pecado y no consecuencia histórica de un enfrentamiento con los poderosos. Se manipula también a Cristo, cuando se le presenta sin relación constitutiva con el reino de Dios, es decir, cuando se le presenta de un 24. JAL 28. Nótese, como Sobrino lo señala, que el término «cristología latinoa­ mericana» o «cristología de la liberación» no es un término técnico sino descriptivo (describe lo que se produce en América Latina en materia cristológica). En adelante utilizamos la sigla CL para decir cristología de la liberación. 25. J. SOBRINO, Cristologia desde América Latina (en adelante CAL), Méjico 1977, XI-XII.

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