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12 GERMAN ZAMORA sofía, después, los de facultad (teología, derechos, medicina; si bien, en San Isidro, sólo se restauraban de entre éstos los de derecho natural y de gentes...). Ese cultivo, «bien ordenado, de las letras», produciría adelantos no sólo en el terreno científico, sino también en el moral, desterrando del país vicios inveterados, suavizando las costumbres y, en una palabra, perfeccionando «de todos modos a los hombres». Se conseguiría así una Ilustración a la española, síntesis de ciencia y de virtud, de saberes profanos y de religiosidad, contrariamente a lo que otros achacaban a las Luces. «Desterremos —peroraba Villafañe— aquella vulgar y grosera máxima: que el excesivo cultivo de éstas (las letras) perjudica ordinariamente a nuestra santa religión; y subrogue­ mos en su lugar la opuesta: que la verdadera piedad es muy conciliable con la mucha doctrina y erudición sólida». Como complemento para que el método funcionara con el máximo fruto, arengaba a todos sus conciudadanos para que se liberaran de los préjugés fustigados por el Iluminismo: a) el espíritu de partido:«Confinemos a los más remotos ángulos del mundo el funesto espíritu de partido»; b) las preocupaciones: «Sacrifiquemos gustosos nuestras inveteradas preocupaciones, y aun nuestros particulares intereses, a la común utilidad de la patria»; c) la ignorancia: «Infundamos a todos nuestros conciudadanos la más firme persuasión de que la ignorancia debe reputarse por ignominia»; d) la inercia nacional: Desechemos, por fin, «aquella lánguida y oscura inercia, que nos ha dominado por tan largo espacio de tiempo»; e) la impaciencia y desánimo: «Persuadámonos a que el fruto de una radical reforma, o nueva planta de ciencias, no puede sazo­ narse ni cogerse en breves días». Como estímulo para la maduración de esos anhelados frutos, insta­ ba al rey a ofrecer premios a los profesores que más se esmeraran en su cultivo. El propio Villafañe se encargó de componer el escudo de armas para la apertura de aquel primer curso. En carta a Roda describía sus diferentes blasones, que recapitulaban cuanto valía la pena saber acerca de la nueva y flamante institución. Quería que figuraran en él «una

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