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18 GERMAN ZAMORA fía en la Universidad del Turia, y obtenido ahora, en la censura de los examinadores, lugar preferente. Esta victoria en Madrid de los oriundos de universidades de la Co­ rona de Aragón hizo estallar los comentarios, y la acusación de parcia­ lidad contra los censores y responsables de la docencia en los Reales Estudios. Así lo manifestaba el consejero D. Miguel María de Nava y Carreño a Roda, en carta del 3 de junio de dicho año. Nava rechazaba la objeción de partidismo lanzada contra el Consejo y atribuía el predo­ minio de levantinos en el profesorado al mayor progresismo de las uni­ versidades aragonesas (y andaluzas): «Me ha movido a alguna escrupu­ losa detención en este examen —le decía en la mala prosa corriente entre los “curiales” matritenses— satisfacerme en la especie que he oído con vulgaridad de si, en los antecedentes a la provisión de estas cátedras, ha sido notable la preocupación de partido por la Corona de Aragón en sus naturales y en los de Valencia, presentando aquí apoyo esta actual vacante en que, de los 18 opositores de varias naturalezas, ha salido la graduación en sólo 4, dos aragoneses y dos valencianos. Pero, meditando las circunstancias y modernos métodos de enseñanza, en esta cátedra, advierto un sentido de verdad, que excluye, o no da motivo, ni origen justo, a los voz parcialidad». Y, sistematizando sus argumentos contra tal achaque, los reducía a cuatro. El primero y principal era el ya insinuado de la mayor apertura a la ciencia y filosofía modernas en las regiones periféricas del país: a) «Como en el estudio de la lógica, el método moderno camine por otro sistema y reglas de aquéllas en que la estudiábamos antes, y éste en las universidades de Castilla —Salamanca, Valladolid y Alcalá— no se haya adoptado notoria y universalmente con tanto apoyo y aplica­ ción, como en las del reino de Aragón en sus tres provincias —Zarago­ za, Huesca, Valencia y Cervera—, ha hecho que los adictos a las prime­ ras no se hayan presentado con tal mérito, inteligencia y lucimiento como los de las segundas». Importa resaltar esta observación, que es, en general, objetiva y por ello reveladora de la verdadera situación ante las tendencias moderni­ zantes en unas y otras universidades. E importa, sobre todo, porque de ese estado de cosas dependerá fundamentalmente la admisión o recha­ zo por unas y otras del texto filosófico de Villalpando al final de aquella década.

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