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EL CONCEPTO DE SABER EN LA PRIMERA. 525 expresión de «una poderosa forma del espíritu», lo que Hegel llama «el principio del Norte». Pero la reflexión del entendimiento ha redu­ cido este principio a una subjetividad empírica y finita, desde el mo­ mento en que sólo lo finito y lo fenoménico se consideran como objeto de conocimiento. También se mantiene la oposición infinito-finito, aun­ que con una diferencia importante. Esta consiste en que la reflexión se eleva hasta el pensamiento puro de la oposición y recae sobre la consideración abstracta de la misma. Se trata, por tanto, de una opo­ sición objetivada bajo la dimensión ideal del concepto puro. Pero des­ de el punto de vista de que la oposición sigue afirmándose, es indi­ ferente que sea considerada bajo el aspecto de la idealidad o de la empiria. Este exigencia de prescindir de la disyunción en el enjuicia­ miento de una teoría filosófica aparece ya en la Diferencia, con res­ pecto al planteamiento de la lógica en Reinhold. Lo decisivo es que lo infinito sólo es válido en relación a lo finito y en la contraposición de infinitud y finitud cada uno de los términos es tomado para sí, esto es, fijado. Por ende, la oposición es ya una forma de finitud, ya que cada miembro es puesto y parcialmente negado, lo que viene a significar que los miembros contrapuestos son igualmente finitos. De ahí que Hegel califique a las filosofías de la reflexión como «idealismo de lo finito», en tanto que el concepto de infinitud, como lo que es «en relación» no puede absorber la finitud ni desprenderse de ella (cf. GuW, 21ss). El verdadero infinito no es el contrapolo de lo finito, sino que lo contiene en sí en cuanto superado o, como también dice Hegel en esta época, en cuanto puede consumirlo (« dieses Unendliche ist selbst nicht das Wahre, weil es die Endlichkeit nicht aufzuzehren vermag », GuW, 324). Así pues, estas filosofías quedan inmediatamente en la esfera de lo finito y de lo empírico, en tanto que a ello se oponen. El sentido de esta permanencia no sólo tiene el carácter psicológico que la for­ mulación de Hegel deja traslucir, sino que atañe al nivel filosófico en el que se sitúan. Kant y Fichte se han elevado hasta el pensamiento de una infinitud conceptual, pero no a la infinitud verdadera, que es la unidad de lo infinito y lo finito. Esta unidad está fundada original­ mente en la razón, cuya actividad es el pensar absoluto. La infinitud trascendental, en cambio, es la forma vacía del concepto del entendi­ miento reflexionante y en este sentido es una nada para el conocimien­ to. Por otra parte, en cuanto que los conceptos requieren desde Kant un contenido empírico para ser operativos, se produce una recaída en el empirismo que se combate. Desde este punto de vista, «el idealismo

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