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EL CONCEPTO DE SABER EN LA PRIMERA.. 523 pecífica en el proceso del desarrollo de la filosofía en general. Esta tarea puede resumirse en la forma siguiente: si la idea de la filosofía está presente en lo enjuiciado, y además está expuesta científicamente en un sistema, tal como ocurre por ejemplo con las filosofías de Kant y Fichte, la crítica tendrá que deslindar «la individualidad» que expresa el carácter de la obra filosófica de la limitación meramente subjetiva, así como explicitar las limitaciones objetivas de las respec­ tivas formulaciones de la idea (cf. WK, 119-121 y Diff. 12s). Desde esta perspectiva, para mostrar las insuficiencias de las filo­ sofías que, según Hegel, constituyen «la filosofía de la reflexión de la subjetividad en la completud de sus formas» la discusión se centra en la problemática de las relaciones entre creer y saber, toda vez que en ellas está en juego, entre otras cosas, la legitimidad filosófica de la razón como actividad meta-reflexiva. Antes de entrar en el análisis del tema, conviene hacer algunas consideraciones sobre los supuestos generales que contribuyen a aclarar la posición de Hegel en este mo­ mento frente a las filosofías de la reflexión. En primer lugar, Hegel reconoce en estas filosofías la presencia de un problema que le ha ocupado desde antiguo: el de las relaciones de dominio tácita o abiertamente establecidas. El tema fue objeto de amplias reflexiones en los Escritos de Juventud y aparece asimismo en la caracterización introductoria de la relación entre la fe y el saber. La filosofía moderna se establece como superación de los datos clásicos de la oposición entre la razón, como representante de las pretensiones del saber, y la fe representada en las religiones positivas. El someti­ miento de la razón a las exigencias de una objetividad absoluta indis­ ponible, puesto que está más allá (cf. Nohl, 228/157, 238/138, 369/ 224, 371/226, 372/227), ha sido efectivamente superado al reclamar la filosofía para sí la reivindicación de los derechos de una subjetividad libre y autodeterminante. Pero esto no significa sin más la eliminación de la relación de dominio, sino más bien una transformación estruc­ tural de la misma bajo los imperativos del entendimiento. La razón ilustrada ha tenido que renunciar a su comprensión de lo absoluto, como presupuesto de todo saber posible para el hombre, lo que más sencillamente significa que ha debido transponer su máxima aspira­ ción fuera de su ámbito, en una fe más o menos vagamente determi­ nada y postulada (cf. GuW, 316). Correlativamente, se ha producido la absolutización de la subje­ tividad, a consecuencia de lo que Hegel entiende como proceder nega­ tivo de la Aufklärung en su conexión con el eudemonismo y el em-

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