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554 MARIA DEL CARMEN PAREDES MARTIN Consiguientemente, Hegel interpreta como nihilismo la unilatera- lídal del pensamiento, desarrollada bajo supuestos distintos en estas filosofías. Porque lo absoluto en cuanto objeto (Gegenstand) así como objeto ( Objekt) absoluto de la razón, se encuentra más allá del cono­ cer racional (cf. GuW, 412), es por de pronto mera nada para el en­ tendimiento. Pero de la intelección de lo absoluto como nada, deviene la posición del entendimiento ella misma una nada y con ello la exigen­ cia de la aniquilación de sus formas de conocer, exigencia que es funda­ mentada por Hegel desde el punto de vista de la reflexión y del princi­ pio de la subjetividad. La reflexión, por cuya mediación puede el hom­ bre únicamente tener experiencia de sí mismo y del mundo, no puede ser descartada, pero tiene que ser conocida en su limitación, lo que sig­ nifica que sus productos no pueden ser considerados como algo en sí y absoluto. Las determinaciones de la reflexión son los conceptos cuya identidad relativa es superada en cuanto que la reflexión se aniquila a sí misma y a sus oposiciones en el desarrollo sistemático de la lógica, con vistas a la producción del «concepto absoluto», en el que desem­ bocan todas las determinaciones de la reflexión y asimismo la concien­ cia finita. Es patente, por lo tanto, que la especulación tiene que ser­ virse de la reflexión en el desarrollo de lo absoluto en el saber y que tal desarrollo es una exposición y construcción del objeto absoluto para la conciencia. En consecuencia, las críticas de Hegel a la instrumenta- lización de la reflexión por Kant, Jacobi y Fichte han de entenderse en este sentido especulativo y no, por cierto, en clave trascendental. Aparte de esto, Hegel piensa que estas filosofías representan «el ciclo completo» de la metafísica de la subjetividad moderna, lo que puede explicarse desde una doble perspectiva. Por un lado, en ellas reconoce Hegel las principales configuraciones de la absolutización de la subjetividad finita. Esta absolutización significa que la subjetividad, lejos de asumir su finitud, se afirma como absoluta frente a una obje­ tividad que no puede explicar. Falta, pues, en ellas, la autocompren- sión de la subjetividad como finitud23 y asimismo la visión especula­ tiva de la finitud, que tiene como principio su autoeliminación, con vistas a la consumación de sí misma, lo cual a la vez constituye el proceso de su única autoexplicación válida, valga decir, de su supera­ ción. Por otro lado, estas filosofías han recorrido el ciclo de la forma­ ción surgida a partir de la posición absoluta de las dimensiones singu­ lares de la totalidad. La culminación de este ciclo de la metafísica de 23. Para el desarrollo de este punto, cf. R. P. H o rstm an n , o . c ., 38 ss.

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