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EL HOMBRE Y LA HISTORIA DE EDUARDO NICOL 497 nacer de la fe religiosa (descubrimiento de Dios), de una fuerza irra­ cional (el amor, el instinto, etc.) o de la razón que descubre el ser 242. La temporalidad del hombre se ofrece en la memoria y en la histo­ ria. En la memoria afloraría la temporalidad del hombre individual. La memoria mira al pasado. Pero, corrige E. Nicol, la temporalidad no es el pasado solamente, sino un presente en el que se integran el pasado y el futuro. Las acciones humanas individuales no están des­ vinculadas, sino integradas en una continuidad. A este propósito, es­ cribe palabras que recuerdan, y repiten, conceptos y análisis ya hechos en Psicología de las Situaciones Vitales 243. De manera semejante, podemos hablar de la temporalidad de la humanidad que aparece en la historia. Esta temporalidad no es sólo el pasado: «Tampoco la historicidad humana colectiva se reduce al hecho de tener un pasado y ser consciente de él. La vida colectiva se cualifica igualmente por su presente y por su constante anticipación del futuro» 244. Además de que, en lugar de hablar de «historia» en singular, habría que hacerlo de «historias» en plural, pues «la huma­ nidad no es homogénea, neutra, única y anónima; sino heterogénea, cualificada siempre, y diversa» 245. Pero ni siquiera basta poner dos líneas paralelas de temporalidad, según afecten al hombre individual o a la humanidad (memoria o his­ toria con sus correspondientes dimensiones temporales —pasado, pre­ sente, futuro— ), es preciso señalar la complementariedad de dichas líneas: — La historia es posible porque el hombre individual tiene me­ moria, es temporal, y la vida colectiva es «una de las formas naturales y espirituales de la vida individual» 246. — El hombre individual, además de temporal, es histórico porque en su vida hay vínculos con todo lo que no es él. Investigar cómo 242. «La razón busca el ser. Y cuando encuentra en el cambio de todas las cosas la «forma» de este cambio mismo, descansa en algo que ya «es». La forma es perma­ nente, regular y estable. En ella puede reposar nuestra razón —nuestro ánimo o nuestra alma— de la inquietud del cambiouniversal»(IH 26). 243. Por ejemplo: «La temporalidad secentra en el presente, que es lo único actual de la existencia; y este presente se caracteriza fundamentalmente por ser una anticipación o proyección al futuro. La referencia al pasado es un componente necesario de la pro­ yección al futuro, pero no es el único componente de la temporalidad. Integramente, la temporalidad es atención, memoria y anticipación; o sea pasado, presente y futuro» (IH 25). Cf. PSV 71ss; VH 10, 15-16, 15-16, 299. 244. IH 26. 245. IH 25. 246. IH 26.

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