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496 MANUEL GONZALEZ GARCIA cer la definición por género próximo y diferencia específica, no sólo guardaban el rigor del proceder lógico, sino que suponían también, ya en la dimensión metafísica, que en la realidad a definir hay una esencia definible. En esta nueva definición (El hombre es un ente temporal), la pala­ bra «ente» parece ser el género próximo y, por ello, pertenecer a la ontología. «Temporal», por su parte, sería la diferencia específica, y destruiría precisamente la esencia afirmada en el término anterior, ya que, como esencia, habría de ser intemporal. «¿Cómo puede entonces concebirse un ente sin esencia? ¿Cómo pue­ de resolverse la cuestión de una forma del ser que consista específica­ mente en la pura temporalidad?», termina E. Nicol estas primeras obser­ vaciones 239. En cuanto al problema de la razón, la primera indicación a tener en cuenta es que el nuevo instrumento del ser que conoce la historia es la memoria 240. Y, si la razón ha de seguir operando con conceptos, estos son formales, vacíos. El cambio universal, la perpetua fluencia de las cosas, no caben en una definición. Con ello, la razón se convertiría en un instrumento inútil para el conocimiento. De los elementos integrados en la nueva definición de hombre, el más perturbador es «temporal». Acerca del mismo, y antes de penetrar en su explicación, E. Nicol advierte varias cosas. Primeramente, cuando hablamos de tiempo hay que tener presente que no se trata deuna noción unívoca, que puede aplicarse de idénticamanera almundo de lo humano y al resto del universo. A esta gran división en dos partes, le corresponden formas distintas de tiempo. En el mundo que no es humano está vigente el tiempo físico y matemático. El hombre, sin embargo, posee un tiempo propio, histórico, al que E. Nicol deno­ mina «temporalidad» 241. Precisamente, la existencia de «formas» en el tiempo abre el cami­ no hacia la comprensión racional del cambio. Esta comprensión puede 239. IH 23. Cf. también VH 29-33. 240. IH 24. 241. IH 24-25. Según esta explicación «temporalidad» e «historicidad» vendrían a ser lo mismo. Posteriormente, en ih 37, distingue E. Nicol: 1) Temporalidad: nota de toda existencia que cambia. 2) Historicidad: característica del cambio humano, el cual incluye tres elementos: evolución, renovación y proyección. Según esto, tendríamos que separar: a) Tiempo físico-matemático; b) Temporalidad de los seres vivos (en parte del hombre en cuanto tiene un cuerpo que obedece leyes que no son específicamente humanas); c) Historicidad del hombre que tiene una evolución renovadora y proyectada (Cf. IH 24-25; ih 37-42; VH 33-37).

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