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EL HOMBRE Y LA HISTORIA DE EDUARDO NICOL 491 la libertad. Lo que diferencia al azar de la libertad es que aquél podrá definir el cambio pero nunca el modo del cambio, algo propio de la libertad: «Puestos en la nueva situación, enfrentados a la ruptura o fracaso de nuestro plan, el camino nuevo que vamos a seguir o la deci­ sión que tomemos de seguir tenazmente en el mismo, superando los obs­ táculos imprevistos, esto sólo depende de nosotros mismos. Y el modo como nos comportemos define nuestro carácter y depende no sólo del azar, sea favorable o adverso» 221. Es evidente que ninguno de los tres términos (destino, carácter, azar), obra con «pureza», sino que «la situación no se completa sino con una amalgama peculiar de este factor [el azar] con el carácter y el destino, constituyendo entre todos esa trama de la vida que de «mis­ teriosa» intentamos convertir en comprensible y clara» 222. e) La expresión La expresión está unida inseparablemente a las «situaciones vitales». Si toda vida humana está organizada en situaciones vitales, cada una de ellas expresa la conmoción que vive el sujeto. Nuestro modo de vibrar en una situación es un movimiento expresivo 223. Estrictamente sólo el hombre se halla en una situación vital y, por ello, sólo el hombre es expresivo 224. La expresión tiene dos caracteres: a ) Intensidad. b) Sentido. La intensidad es fácilmente comprensible como carácter de la expre­ sión si tenemos en cuenta que el movimiento expresivo es sólo la ma­ nifestación de nuestro modo de vibrar en una situación. Comprendemos, a su vez, que el sentido es un carácter de la expre­ sión (consecuencia de la situación vital), pues ésta requiere para ser 221. PSV 144-145. Algunos ejemplos concretos del azar y la explicación de los mis­ mos, pueden verse en PSV 140-147. 222. PSV 141. Puede verse un análisis práctico para el campo artístico en Psicología de la creación artística, en VH 166-178, especialmente las pp. 175-178. 223. PSV 147. 224. Cuando decimos que otros seres «expresan» es porque proyectamos sobre ellos, sean seres vivos o naturaleza, el sentido que tienen la actitud y el gesto humanos. En las cosas (por ejemplo, el frío o la desolación de un páramo) proyectamos una cualidad ex­ presiva sobre lo que no la tiene en sí. En el ejemplo aducido, en el páramo, se trataría de una cualidad geográfica o climática. La comprensión de los animales domésticos se hace por analogía (PSV 148, nota 5). Cuando se trata de los hombres, la expresión es com­ penetración (PSV 149, nota 6).

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