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EL HOMBRE Y LA HISTORIA DE EDUARDO NICOL 479 2 ) La decisión previa al acto, la resolución para obrar. En este punto E. Nicol, dejando de lado las viejas disquisiciones intelectualistas y voluntaristas, distingue: a) El sentido de los actos: puede ser coherente con nuestro modo de ser sin que sepamos explicar ahora su procedencia. Es como una respuesta. No parece deliberado, pero tampoco es instintivo. b) Estos actos coherentes con nuestro modo de ser, tienen razón inmediata y remota al mismo tiempo. «Es todo nuestro pasado, contenido en el presente, lo que hace posible aquella respues­ ta, y lo que explica su coherencia con nuestra conducta general, a pesar de no haber sido meditada previamente» 174. c) Los componentes psicológicos de la deliberación: nuestra vida psicológica va madurando. La deliberación acumulada nos lleva a una cierta espontaneidad o iniciativa que no es gratuita ni impulsiva. Lo cierto es que nuestra vida psicológica no es esquemática. Ins­ tintos e inteligencia se interfieren y subliman; no hay facultades puras; «es difícil decir si en el concreto de la existencia humana podemos encontrar un acto que sea puramente racional. En todo caso, esto sería tan raro como el movimiento puramente instintivo» 175. 3) Cuando el acto mismo decide una situación indecisa, no hay participación de la razón. Como tampoco nos referimos a ella cuando empleamos la palabra «decisión» como adjetivo calificativo de una acción (obró con decisión). La razón no actúa constantemente, como el instinto, y cuando lo hace, como facultad humana que es, se conjuga con todo el psiquismo humano. Como conclusión podemos recoger estas palabras que indican clara­ mente el puesto de la razón en la acción humana: «Aun en aquellos actos en cuya gestación la razón interviene, el momento culminante de la decisión sería irracional (si la razón fuese pura, incontaminable). El presente escapa a todo intento de defini­ ción: es presente en una realidad presente, la cual se intuye pero no se razona, no necesita justificación... la razón es aptitud, espíritu, y carece de poder decisivo. La razón es inoperante. Pero no sólo eso, sino que además le está vedado, por la limitación de su alcance, abarcar en una definición aquello que en la existencia humana es más radical: el acto de la opción, por el cual el hombre se va ha- 174. PSV 85. 175. PSV 88.

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