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476 MANUEL GONZALEZ GARCIA La acción humana, con todo, no consiste sólo en estar. Esto es sólo manifestación de la continuidad de la vida corporal y la psíquica. La acción verdadera es discontinua: lleva consigo al descubrimiento del sentido que tiene la misma para quien la realiza y, por ser constitu­ tivamente transitoria y no coincidir con los límites de la vida, supone en el actor de la acción unos motivos y unos fines. Precisamente esto último nos viene a manifestar la discontinuidad de la acción y su inicio en momentos y etapas posteriores al simple comienzo de la vida cor­ poral y psíquica 164. A los distintos niveles de la acción, les corresponden distintos gra­ dos de conciencia en el paso al futuro. Hay una conciencia general del paso al futuro por el simple hecho de existir, aunque no se esté rea­ lizando acción alguna. Tal conciencia vendría a responder al primer nivel que hemos señalado antes: el estar 165. Esta conciencia general de paso al futuro puede agudizarse o man­ tenerse a niveles elementales. Así, podemos vivir más ligados a los fenómenos atmosféricos (día, noche, etc.), estar más perturbados por los acontecimientos, experimentar una prisa agobiadora en momentos de espera, etc.166. En los momentos activos de nuestra existencia, experimentamos más agudamente ese paso al futuro, especialmente cuando nos aproxi­ mamos al fin de la acción. Pero ha de quedar claro que en todo contenido de conciencia se opera a niveles de cualidad y no se trata de medidas homogéneas de tiempo, aunque éstas también puedan estar presentes en nuestra con­ ciencia. En el presente aparece el futuro con el doble aspecto de necesidad y de indeterminación. 1) Necesidad : la certidumbre del futuro nace de la continuidad de nuestra vida así como de la experiencia y la vida de los demás. Pero no puede hablarse de pruebas racionales o de argumentos de inducción para demostrar la existencia del futuro. El futuro «no es una consecuencia, sino una expectación que forma parte del presen- 164. Cf. PSV 73-74. 165. «Nuestro modo de existir es temporal. La existencia es la conciencia del paso al futuro. Este paso al futuro lo damos siempre, por el simple hecho de existir, y sin que nuestra existencia actual esté constituida propiamente por una acción» (PSV 74). 166. Cf. PSV 74-75.

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