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474 MANUEL GONZALEZ GARCIA La última indicación de E. Nicol en torno al hombre consistiría en determinar qué sea el espíritu. He aquí sus palabras: «El espíritu es una acción realizada por un ser al que podemos llamar espiritual porque tiene la potencia de espiritualizar su vida, no porque podamos distinguir en él dos realidades contrapuestas, una de las cuales sería substantivamente espíritu y la otra substan­ tivamente extraña al espíritu. Fenomenológicamente es manifiesto que el ser espiritual sólo puede actuar, o realizar actos que se cua­ lifiquen de espirituales, porque tiene un cuerpo» 159. c) Las dimensiones de la temporalidad Hablar de las dimensiones de la temporalidad supone enfrentarse a la acción, ya que sólo en ella percibimos el presente, el pasado y el futuro. Pero, si bien el análisis de estas dimensiones intenta penetrar en cada una de ellas, es prácticamente imposible aislarlas, dada su in- terrelación. Es una evidencia inmediata psicológica que vivimos siempre en un presente. El presente es el punto de referencia para determinar, por un lado, lo que ha sido —el pasado— y lo que será —el futuro— . Tal referencia encierra una determinación cualitativa m. El presente, en sí mismo, es vivido «como algo temporal y no instantáneo, como un proceso en el que se temporaliza nuestro aho­ ra» 161. Pensar el presente como un instante absoluto sería sustraer de él la duración, aceptar, como la única posible duración, la duración pura de Bergson, e introducir en el mundo humano un tiempo homo­ géneo 162. 159. PSV 67-68. 160. E. Nicol recuerda nuevamente que tanto la psicología como la filosofía han sido incapaces de explicar adecuadamente el presente por aplicar y usar el concepto abstracto de tiempo en sus análisis, un concepto cuyo uso es legítimo en la física o la matemática, pero no en las ciencias humanas (Cf. PSV 72-73). Que las determinaciones hayan de entenderse en sentido cualitativo, lo descubrimos con la simple consideración de lo que queremos expresar al hablar de proximidad o lejanía tanto respecto del pasado como del futuro. Un acontecimiento pasado —o algo que se espera en el futuro— está lejano o cercano no por una razón cronométrica, de despliegue cuantitativo, sino «por la cualidad misma de la experiencia, y su relación con la del presente» (PSV 71). 161. PSV 73. 162. «El ahora no es, pues, un instante absoluto sin duración. Aun el instante ten­ dría alguna duración. Pero si quisiéramos designar con el término instante la simple sutura matemática del pasado con el futuro, el instante no sería verdaderamente nada, porque cualquier intervalo que hubiese entre el extremo próximo del pasado y el del futuro inmediato pertenecería ya al pasado o sería del futuro, o en parte del pasado y en parte del futuro, pero nada en sí mismo» (PSV 72). Esta consideración absoluta del presente sería, una vez más, consecuencia de la concepción abstracta, cuantitativa del

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