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452 MANUEL GONZALEZ GARCIA un accidente o apariencia de ser (cual pensaba Aristóteles) o una mez­ cla de Ser y de Nada (como explicaban Hegel y Heidegger). Hay, pues, una permanencia temporal (permanecer alterándose y alterarse permaneciendo), cuando llega a comprenderse «que el ente individual puede muy bien ser el mismo en el tiempo (no en un mismo tiempo); o sea, sin necesidad de detener la duración, o de suponer en el ente ninguna parte que se sustraiga al tiempo y explique su perma­ nencia (mientras las otras partes, los accidentes, seguirían inmersas en la temporalidad)» 93. Por este camino nos encontramos de nuevo con la mismidad, que E. Nicol explica de la siguiente manera: «La mismidad es duración. No es estabilidad, sino persistencia tem­ poral del ente en su propia identidad. O sea que es lo contrario de la identidad. Es el hecho de la mismidad, reconocido por la identificación, el que obliga a afirmar que la permanencia no implica la inmutabilidad. La mismidad es un concepto temporal» 94. Así cree E. Nicol haber establecido la permanencia del ente en su singularidad, pues, la mismidad designa aquello que permanece en el ente mientras cambia y, al mismo tiempo, lo diferencia de los entes de su misma especie95. Por este camino, queda revalorizada la apariencia que es ser y tiempo. Bien clara es la posición de E. Nicol afirmando la presencia y la temporalidad del Ser frente a la intemporalidad y la ausencia: «¿No es un contrasentido buscar lo que ya se tiene, lo que siem­ pre está presente? ¿De dónde partiríamos en busca del ser, sino del ser mismo?... Los viejos maestros enseñan que este ser tan próximo carece de mismidad y permanencia: es el ser relativo. El aprendiz no debe replicar directamente, sino afincarse en la convicción de que el ser permanente es esa misma totalidad unitaria concebida por Parménides y dividida por Platón y Aristóteles; aunque es una per­ manencia que, manifiestamente, no impide el movimiento. En Parmé­ nides, el absoluto excluye lo relativo. En la tradición que inicia el platonismo, el absoluto se desprende de lo relativo. La fenomenolo­ gía comprueba que el absoluto está presente en lo relativo. Este es, reducido a sus términos más simples, el punto de partida de la revo­ lución metodológica» 96. 93. PC 316. 94. Ibid. 95. Cf. PC 319. 96. me 96. Cf. también PC 319-321.

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