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442 MANUEL GONZALEZ GARCIA bos, su conjugación dialéctica. Contrariamente a lo que afirmaba Par­ menides (el Ser existe porque no existe la realidad), Hegel afirma que la realidad existe porque el Ser no existe55. 3) La tercera posición es la de Heidegger. Mantiene la simetría hegeliana conectando el ente con el Ser puro y el no-ser con la pura Nada, pero es una nueva posición en cuanto incluye la irracionalidad de la Nada: «El Ser y la Nada siguen siendo contrarios, pero en una relación que es metalógica, por la índole misma de la Nada, y del condicionamiento por ella de la captación del Ser. La metafísica tiene, entonces, un fundamento absoluto, pero irracional»56. La determinación de este fundamento negativo y metalógico dis­ curre a través de dos niveles: el lógico y el existencial. En el primero, el lógico, el esquema de Heidegger no difiere esencialmente de Hegel, cuando establece que el negativo ontologico absoluto, la Nada, es el fundamento de la negación lógica, operación realizada por el entendi­ miento. La Nada tiene, entonces, un rango equiparable al Ser. Es más propio de Heidegger, el segundo nivel, el existencial. En éste, se da la angustia, una experiencia en la que advertimos que el Ser se pierde. Es más fundamental esta negativídad existencial que la lógica, ya que «el acto lógico de la negación no es sino una variante del acto existencialjdel «anonadar», del que son una muestra la con­ travención, la execración, el fracaso, la prohibición, la privación» 57. Ambos actos, la negación lógica y la angustia, testimonian la Nada, si bien ésta se revela originariamente en la angustia. Con ello, se ha llegado a una Nada más allá de un orden racional, sin concepto onto­ logico. Y, «sin embargo, de ella depende que la metafísica pueda «re­ conquistar» el ente con los conceptos; pero sólo después de una in­ terrogación que va «más allá». Este «más allá» es el que da sentido auténtico a la palabra meta-física, y se refiere a lo que Heidegger llama trascendencia: la experiencia angustiosa de «sobrepasar el ente en total»58. 55. Cf. a. c., 71-74; PC 339-340, 354-360. 56. El absoluto negativo, en Diálogos 5 (1968) 70. 57. A. c 76. 58. Ibid. Cf. PC 325-328, 343, 346, 420 (nota 1). Aunque E. Nicol sólo trata de pasada de Sartre, recuerda que, también en el filósofo francés, la Nada tiene arraigo existencial: «Es una palabra (en este caso una metáfora) con la cual se designan experiencias, comportamientos y actitudes negativas del hombre frente a las cosas y, sobre todo, frente al prójimo» (PC 327). Entonces, la Nada «es como el género común de todas las manifestaciones negativas de la vida o del ente humano, y en particular de esa supuesta negación del yo que representa la existencia del tú» {Ibid.). Cf. tambén PC 346-347.

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