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«PADRE NUESTRO » 329 en el cielo» es ajena a la mente de Jesucristo. Nunca se comprueba en sus labios en contexto semejante. 4. Notemos, por otra parte, que el padrenuestro, en el texto ori­ ginal, es una pieza solemne y artística. Por no entretenernos, sólo dire­ mos ahora que está concebida con rima y ritmo, con dos estrofas de cinco miembros o versos cada una, correspondientes a sus dos partes —díptico que representa a Dios y al hombre respectivamente— , con miembros de proporcionada extensión en cada parte. 5. Digamos, por último, que la versión «en el cielo» de xoíg oúoa- votc entraña una dificultad seria. Sin duda, al querer emparejar el cielo con la tierra y teniendo ésta que ser necesariamente singular en griego y en castellano —no en latín— apareció la forma singular de ouranós en el mismo padrenuestro: ok év oópav<j> xai ¿tu fyj;, sicut in cáelo et in térra, «como en el cielo también sobre la tierra». Ahora bien, en un contexto tan breve, como el de la oración dominical, es desacierto in­ justificable que la versión no refleje la diferencia entre plural y singu­ lar del término ouranós, sino que las dos veces se traduzca en singular. Más acertadas estuvieron las versiones latinas y la española. Habrá que respetar más el texto sagrado y atenerse a su formulación, sobre todo tratándose de un pasaje importante del evangelio en boca de Jesucristo. Conclusión a) Creemos que no ha lugar el cambio de «en los cielos» por «en el cielo». Esto empeoraría y traicionaría el texto original. Llevaría además consigo la corrección de las palabras de Jesucristo. b) Creemos asimismo que en este caso no se cumple la norma áurea del cardenal González Martín: «España estará dispuesta... a re­ nunciar a lo que deba ser renunciado». El original apoya la forma castellana, por lo que no es renunciable. Fr. Isidoro R odríguez

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