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XVI CENTENARIO DE CONVERSION DE S. AGUSTIN 325 se dio cuenta de que eso es echar la culpa a otro, también distinto de mí, es decir, alienación, no realismo. Creía en el amor, pero el suyo era corrompido, no puro; pero buscó a Dios intensa y metódicamente y he aquí que lo halló; y tuvo que sobrepasar infinitas contradicciones de su mente y de su carne: la verdad no era posible sin pureza y uni­ dad interior (teniendo dentro de sí los cables sueltos, todos ellos: ideas y afectividades...). «A los 16 años me enredé con mujeres y los padres no me pedían más que resultados de notas; me lié con una mujer y vino el consejo materno de casarme. ¿Con quién? También ahí os pasasteis»: he aquí, entre comillas, el resumen de sus quejas sobre la iniciación de sus padres, si bien siempre cariñosas, sobre todo con su madre, doblemente madre: humana y espiritualmente. ¿Que buscó la verdad en el platonismo en un tiempo? Bueno: lo llevó hacia arriba, a buscarla fuera de su cuerpo (no por ser éste malo, dirá luego a los maniqueos). Conclusiones 1. Conversión y libro de las confesiones, el mejor libro después de la Biblia ha dicho alguien; en todo caso, lo más espléndido de la antigüedad cristiana. Es un frasco inagotable de perfume, de esencias de conversión volviendo al comienzo de este trabajo. Allá va nuestro autor hacia la conversión: el que quiera, que lo siga con el libro de las confesiones consigo. 2. Fue honesto con Dios y consigo mismo. Conversión ligada a libros y legada en libros como éste y otros, ¡tantos! La conversión la encontró en el hombre interior: allí le esperaba Dios. Honestidad intelectual y amor a los hombres fueron dos factores importantes en su conversión. 3. ¿Esencia de la conversión?La llamada de Dios, fuente de una nueva forma de vivir: «vivir en la forma en que vivió Cristo». No hizo testamento san Agustín, porque no tenía de qué, pero dejó comuni­ dades de cristianos y sacerdotes llenos de oración y pobreza. 4. Buscó el fondo común de la naturaleza humana, no el vicio que la desnaturaliza y aleja. De la conversión de san Agustín viene todo en cascada imparable hasta nuestros días, útil también, sobre todo, para jóvenes de hoy, para personas de toda edad y condición. José Luis L a r r a b e

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