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Naturaleza y gracia en la conversión de san Agustín (En el XVI Centenario) He asistido y participado en el gran Congreso Internacional de teó­ logos en Roma con ocasión del XVI Centenario de la conversión de San Agustín. Más de trescientos profesores de más de cien universida­ des del mundo, civiles y eclesiásticas, exponiendo y oyendo unos a otros, conviviendo juntos una semana entera, mañana y tarde, con visita reposada del Papa, con cena comunitaria entre todos, con gran­ des ponencias de aula magna por las mañanas y círculos menores por las tardes dan de sí mucho. Los adjetivos tienen que ser sobresalien­ tes por el volumen, extensión y significado de este Congreso; ojalá que también por sus frutos. Los fines del Centenario No se trataba sólo de homenaje a san Agustín: sino estudio de su conversión, estudiar también la situación del mundo actual, particular­ mente de la juventud, lanzar una mirada esperanzadora al futuro de la Iglesia, abrir caminos de fe a gentes de toda edad y condición. Todo eso y mucho más ha querido ser tal como nos los explicaba el primer día el P. Trape, agustino: «os convocamos a un humilde servicio a la verdad, a la Iglesia, al mundo». Presencia y lección del Papa De repente se abren las cortinas de la clase y aparece el Papa, pidiendo que no nos levantemos, que sigamos en clase, que él escu­ chará también y luego hablará, nos dirigirá la palabra. Y así fue: salu­ do, gratitud eclesial, ánimo, esperanza hacia una nueva civilización de amor, estudiar y vivir en nosotros, primero en nosotros antes de la oferta a los demás, la gran experiencia de la conversión, armonizar la confianza en la gracia y la fuerza de voluntad, adentrarse en la in- 7

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